Apenas han pasado dos semanas desde que la infanta Sofía se instaló en Lisboa para comenzar sus estudios universitarios y ya enfrenta lo que podría convertirse en uno de los capítulos más delicados para la monarquía española.
Según la periodista Pilar Eyre, la hija menor de los Reyes habría tenido que cambiar de habitación en su residencia estudiantil por motivos de seguridad, acosada por paparazzi que no dan tregua.
Zarzuela ha reaccionado publicando imágenes oficiales para calmar el ambiente, pero la polémica no cesa: ¿es Sofía víctima de una estrategia fallida de Letizia para protegerla o, por el contrario, estamos ante una crisis de imagen que amenaza con agrandar la brecha con su hermana Leonor?
El inicio de un problema en Lisboa
La infanta Sofía, de apenas 18 años, aterrizó en Lisboa con la ilusión de comenzar una nueva etapa universitaria en Forward College, un centro privado y relativamente nuevo que ofrece programas internacionales de ciencias políticas.
Sin embargo, lo que debía ser un comienzo tranquilo se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para Zarzuela.
Según Pilar Eyre, una de las periodistas más seguidas en temas de Casa Real, Sofía recibió al principio una habitación “de lujo” en su residencia, con vistas a la calle y grandes ventanales… pero sin persianas.
“Eso no iba a acabar bien”, sentencia Eyre, y no se equivocó. A los pocos días, la joven fue fotografiada desde el exterior, lo que obligó a un traslado urgente a una habitación interior, menos vistosa pero más segura.
El acoso de los paparazzi y la respuesta de Zarzuela
El problema, sin embargo, no terminó allí. Como cualquier estudiante, Sofía debe salir al campus, asistir a clases, moverse por Lisboa.
Y es allí donde los paparazzi han encontrado un filón: fotografías robadas de la infanta caminando entre compañeros, en vaqueros y sudadera, ajena a la presión mediática.
La Casa Real, consciente del revuelo, intentó contrarrestar filtrando sus propias imágenes “oficiales”: Sofía sonriendo en el campus, compartiendo momentos con otros estudiantes, incluso de espaldas caminando por las calles de Lisboa.
Fotografías que, en vez de calmar, generaron todavía más sospechas. Para Eyre, se trataba de “filtraciones interesadas”, un intento desesperado de controlar la narrativa mediática.
La ira de Letizia y la resignación de Felipe VI
Lo que más ha indignado a la reina Letizia, según revelan fuentes cercanas citadas por Eyre, es que incluso revistas tradicionalmente afines a la monarquía como ¡Hola! publicaran fotos robadas de Sofía sin previo aviso.
Letizia, que siempre ha mantenido una relación tirante con gran parte de la prensa rosa, habría estallado al ver vulnerada la privacidad de su hija menor.
Felipe VI, en cambio, habría adoptado un papel más resignado. Sofía es “la niña de sus ojos”, reconocen quienes lo conocen, y le costó aceptar que estudiara fuera de España. Pero, finalmente, cedió: la presión mediática era insoportable y la propia Sofía había confesado su fobia a ser perseguida constantemente por fotógrafos.
El agravio comparativo con Leonor
La polémica no se limita a Lisboa. Cada movimiento de Sofía es comparado con el de su hermana mayor, la princesa Leonor.
Mientras la heredera se vio obligada a ingresar en la Academia Militar de Zaragoza inmediatamente después de su bachillerato internacional —a pesar de su deseo de continuar estudios universitarios—, Sofía ha logrado imponerse a sus padres y marcharse al extranjero a una universidad civil.
Para muchos, esta diferencia refleja un agravio comparativo dentro de la propia familia real: Leonor, la heredera, sometida a una rígida formación militar; Sofía, la “libre”, con margen para elegir su camino.
Pilar Eyre no duda en afirmar que la menor “ha demostrado más personalidad que su hermana”, aunque este tipo de comentarios alimentan aún más la división mediática entre ambas.
El debate sobre Forward College y las críticas a Letizia
La elección del Forward College tampoco ha pasado desapercibida. Fundado hace apenas cuatro años, no cuenta con el prestigio internacional de instituciones como Princeton, la Sorbona o Eton.
Según Eyre, Letizia habría rechazado opciones más “elitistas” por considerarlas demasiado vinculadas a la aristocracia, decantándose por un centro discreto, aunque sin renombre.
Esta decisión ha generado nuevas críticas: ¿es realmente una apuesta educativa seria o un intento desesperado de mantener a Sofía lejos del foco mediático español? Lo cierto es que ni Felipe VI ni sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, disfrutaron en su día de ese privilegio de estudiar fuera con tanta libertad.
Un síntoma de crisis en la imagen de la monarquía
La situación de Sofía refleja un problema más amplio: la incapacidad de la Casa Real para gestionar la relación con la prensa en la era digital.
La estrategia del silencio ya no funciona; cada gesto, cada fotografía, circula por redes sociales en cuestión de segundos.
Y, como advierte Eyre, “enviar a Sofía al extranjero no resolverá su fobia a los paparazzi, solo la pospondrá”.
La comparación con el rey emérito Juan Carlos es inevitable: ante los escándalos, Zarzuela optó por “exiliarlo” en Abu Dabi, una solución temporal que no borró el problema de fondo. ¿Está ocurriendo lo mismo con Sofía?
Una princesa entre dos mundos
Con apenas 18 años, Sofía enfrenta un desafío que va más allá de sus estudios de ciencias políticas. Es, al mismo tiempo, víctima de la presión mediática, símbolo de modernidad frente a su hermana Leonor y pieza clave en la narrativa de la Casa Real.
Mientras Letizia libra su particular guerra contra la prensa y Felipe VI intenta mantener la calma, la pregunta sigue abierta: ¿será Sofía capaz de construir su propia identidad lejos de España, o el exilio universitario se convertirá en una nueva fuente de conflictos para la Corona?
Lo cierto es que, como advierte Pilar Eyre, los próximos cinco años en Lisboa, París y Berlín serán decisivos.
Y cada paso de Sofía —cada foto, cada gesto— puede convertirse en el reflejo de una monarquía que todavía busca cómo sobrevivir a sus propias contradicciones.