El PP pide no mezclar la política con la política al ser preguntando sobre si hay un genocidio en Gaza o no
“¿ES QUE TENEMOS QUE POLITIZARLO TODO?”
El PP pide no mezclar la política con la política: la paradoja de Feijóo ante Gaza
La política española nunca deja de sorprender. En una semana marcada por la violencia en Gaza y por las peticiones de la comunidad internacional para que se reconozca el sufrimiento del pueblo palestino, el Partido Popular (PP) y Vox decidieron ausentarse de un acto de condena celebrado frente al Congreso de los Diputados.
Su razón oficial: “no queríamos politizar la política”. Una frase que, más allá de lo surrealista, se ha convertido en el eje de un debate que oscila entre la ironía y la indignación.
La concentración y la ausencia calculada
El pasado miércoles, frente al Congreso, diversas organizaciones sociales convocaron una concentración en apoyo a Gaza. El objetivo era visibilizar la tragedia humanitaria y exigir a las instituciones españolas un posicionamiento firme frente a Israel.
La ausencia del PP y de Vox no pasó desapercibida: mientras PSOE, Sumar y otros grupos de izquierda mostraban su respaldo, la derecha española optaba por no participar.
Preguntado por su decisión, Alberto Núñez Feijóo fue tajante: “una cosa es la política y otra la política”. Según él, el acto estaba “contaminado de ideología” y lo razonable era mantenerse al margen. Una explicación que, en lugar de aclarar, abrió un océano de confusión lingüística y política.
El discurso de Feijóo en el Congreso
El momento cumbre llegó durante la sesión parlamentaria, cuando Pedro Sánchez le preguntó directamente si consideraba que lo de Gaza era un genocidio. La respuesta de Feijóo pasará a los anales del surrealismo político español:
“Por favor, dejemos de politizar la política porque una cosa es la política y otra cosa distinta es la política”.
En ese instante, los cronistas parlamentarios no sabían si anotar en sus cuadernos o simplemente reírse. Feijóo insistió en que la política debe mantenerse alejada de la política, de la misma manera que “el deporte debe permanecer ajeno a la realidad del mundo que le rodea”.
Política, deporte y… ¿la realidad?
La comparación no tardó en generar polémica. Feijóo recordó que en varias etapas de La Vuelta ciclista hubo manifestantes que desplegaron banderas palestinas, y criticó que el deporte se hubiera “politizado”.
Para él, ese mismo error se estaba cometiendo ahora en el Congreso, donde la política corría el riesgo de ser “emponzoñada” por la política.
El líder del PP llevó su argumento al extremo cuando, ante la pregunta sobre la muerte de niños en Gaza, respondió:
“¿Está bien o mal matar niños? Mire, yo en política no me meto, yo vengo aquí a otra cosa”.
Una contestación que desató carcajadas en la oposición, pero también un debate serio sobre los límites del discurso político.
La paradoja de la despolitización
Paradójicamente, el PP insiste en que el problema no es el genocidio en sí, ni siquiera la definición del mismo, sino la “politización” del término. Vox se sumó al discurso, asegurando que “cuando la ideología se vuelve ideológica, mal vamos”.
La frase, aunque en apariencia vacía, sintetiza la estrategia de la derecha española: desactivar debates incómodos reduciéndolos a un juego de palabras.
Expertos en comunicación política señalan que este tipo de declaraciones tienen un doble objetivo. Por un lado, evitar un posicionamiento claro que pueda incomodar a sectores de su electorado más cercanos a Israel.
Por otro, desviar la atención del contenido del debate hacia la forma, convirtiendo un genocidio en una disputa semántica.
Reacciones sociales y mediáticas
Las redes sociales no tardaron en llenarse de memes, vídeos y titulares sarcásticos. Muchos usuarios ironizaron con la idea de que, según el PP, la mejor forma de afrontar un problema político es no hacerlo desde la política.
Otros compararon la situación con un médico que se niega a hablar de enfermedades porque eso sería “medicalizar la medicina”.
La prensa internacional también recogió el episodio, destacando la confusión semántica de Feijóo. Algunos medios británicos hablaron de “Spanish political surrealism” y diarios franceses calificaron sus palabras como “un oxímoron institucional”.
El trasfondo: Gaza y la responsabilidad política
Más allá del humor, lo cierto es que la guerra en Gaza sigue dejando miles de víctimas civiles. Organizaciones internacionales de derechos humanos han advertido que lo que ocurre en la franja reúne características de genocidio. Frente a esto, los partidos en el poder tienen la responsabilidad de posicionarse.
El PP, sin embargo, parece atrapado en una estrategia de indefinición. Reconocer el genocidio podría situarlo en un terreno incómodo respecto a su relación con aliados internacionales y sectores conservadores.
Negarlo, en cambio, lo expondría a duras críticas internas y externas. La solución de Feijóo ha sido refugiarse en un discurso tautológico: no politizar lo que ya es política.
la política sin política
El caso refleja un fenómeno creciente en la política española: la tendencia a convertir los debates de fondo en discusiones formales. Lo que debería ser una conversación sobre derechos humanos y justicia internacional se ha transformado en un juego de palabras sobre la esencia de la política.
Alberto Núñez Feijóo, con su insistencia en separar la política de la política, ha puesto de manifiesto las contradicciones de un partido que busca proyectar seriedad pero termina atrapado en su propio laberinto retórico.
Y mientras tanto, el pueblo palestino sigue sufriendo las consecuencias de un conflicto que, lejos de ser semántico, es profundamente real y sangriento.
Quizá, como apuntan algunos analistas, este episodio sea una metáfora perfecta de la política contemporánea: debates interminables sobre las palabras mientras el mundo arde a nuestro alrededor.
Porque al final, lo que queda claro es que el PP no quiere politizar la política, pero sí politizar la manera en que nos dicen que no debemos politizarla.