Aliança Catalana logra un ascenso meteórico en las encuestas: así es la ultraderecha independentista
La formación liderada por Sílvia Orriols se hace fuerte en la Catalunya interior de Girona, Lleida y las comarcas barcelonesas de la Catalunya central y es muy transversal en todas las franjas de edad.
El nuevo partido puede pasar de dos a una veintena de diputados, logra un gran desgaste de Junts pero también atrae voto no independentista.
El mundo vive una auténtica ola reaccionaria. En algunos países hace años que las fuerzas extremistas ya se han hecho un lugar en el debate público e incluso han llegado al poder, pero en otros ha tardado más. Es el caso de Catalunya, donde la irrupción de Vox ha tenido hasta ahora más bien poca incidencia, a pesar de sus 11 diputados, y hasta hace poco más de un año no existía una fuerza de extrema derecha identitaria catalana con representación en el Parlament. Pero este oasis, sin una extrema derecha significativa, parece estar a punto de cambiar. Aliança Catalana, una formación independentista xenófoba, fundada en el 2020, que parecía una anécdota cuando consiguió en las municipales del 2023 una única alcaldía y un puñado de concejales que se podían contar con las dos manos, amenaza ahora con desestabilizar la política catalana de forma contundente irrumpiendo con un crecimiento exponencial, según todas las últimas encuestas.
Aliança Catalana dio un salto en 2024 con su acceso al Parlament en las elecciones catalanas, pero con unos discretos dos diputados. Poco más de un año después, se sitúa en las encuestas con hasta 19 escaños, utilizando un discurso abiertamente racista, excluyente y con referentes claros de la extrema derecha internacional. La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat ya le daba hace unos meses, en abril, un subidón desde los dos diputados a los diez escaños, con una horquilla de entre 8 y 10 diputados. Pero la penúltima encuesta conocida, publicada por El Mundo hace unos días, le daba entre 11 y 14 diputados y una sexta posición.
Ahora bien, lejos de estancarse el crecimiento parece imparable y el sondeo de Ipsos publicado este mismo domingo por La Vanguardia asignaba a la extrema derecha independentista 19 diputados y la cuarta posición, cerca de la segunda y tercera posición de Junts y ERC, empatados a 21 escaños. Unos resultados que los sondeos internos de algunos partidos catalanes a los que ha tenido acceso Público también detectan. Aliança supera a PP y Vox y cuadruplica a Comuns o la CUP en el sondeo de Ipsos. Y aunque el PSC se mantiene como ganador con 39 diputados, los socialistas se desgastan de los 42 actuales y la aritmética parlamentaria se antoja imposible. Claramente, el resultado de las encuestas auguran que el resultado de Aliança Catalana puede provocar una fuerte desestabilización en el sistema político catalán y un bloqueo para la gobernabilidad. Y quizás en la política española con una más que probable irrupción en el Congreso, donde podría llegar a ser un actor decisivo.
Los orígenes y el detonante del atentado del 17-A
Aliança Catalana nació en Ripoll, un municipio del interior de Catalunya en la comarca prepirenaica del Ripollès, que en los últimos años ha recibido un número importante de migrantes, como en buena parte de Catalunya. Su fundadora es Sílvia Orriols, madre de cinco hijos y de orígenes humildes. Orriols funda el nuevo partido como una pequeña escisión de un primer experimento de la extrema derecha independentista, el Front Nacional -que no ha conseguido emerger-, después de una pugna interna de los dirigentes del grupo.
Según explica Xavier Rius, autor del libro ‘Aliança Catalana, els nostres ultres’, Orriols ha salido poco de Catalunya y militó en las juventudes de ERC. Su vida política cambia con los atentados de Las Ramblas en el 2017, cuando dos jóvenes de su pequeña ciudad asesinaron a decenas de personas en el centro de Barcelona y Cambrils el 17 de agosto. En ese momento, su discurso islamófobo creció e hizo de él su baluarte político.
Discurso islamófobo, pero no ultracatólico
El partido sitúa como enemigos principales de la “nación catalana” a los inmigrantes de religión islámica y al Estado español. Este verano prohibió el burkini en las piscinas de Ripoll “por higiene”. El partido mantiene que “el islam es incompatible con occidente” y lleva en su programa electoral prohibir el velo en las escuelas. Defienden que la nación catalana se ve “amenazada” por la “invasión” de estas personas, ya que ponen en “peligro” la lengua catalana, las tradiciones locales y la seguridad. En este sentido no dista mucho de los clásicos discursos ultraderechistas, e incluso va un paso más allá y no tienen pudor en declararse abiertamente islamófobos.
En cambio, en la parte moral sí que existen diferencias relevantes con las otras corrientes extremistas. La mayoría de ellas beben del ultracatolicismo, como Vox o el trumpismo de Estados Unidos. Pero Aliança Catalana no. Aunque Orriols sí que es católica, no es practicante. El partido es tolerante con temas sensibles para la Iglesia como el aborto, la homosexualidad o el feminismo, cosa que coincide con la cultura religiosa de la derecha catalanista, que nunca ha abrazado las posiciones contrarias a la diversidad de forma agresiva, como sí lo ha hecho la derecha española, lo que explica la intransigencia de Vox en estos asuntos.
Catalunya, solo para los “catalanes”
El núcleo ideológico de Aliança Catalana es un independentismo étnico que excluye a una parte significativa de la sociedad catalana. Bajo el lema explícito de una “Catalunya Catalana”, el partido establece una frontera identitaria: quienes no se ajusten a una idea esencialista de la nación —especialmente los musulmanes, pero también inmigrantes de otras procedencias— son vistos como una amenaza. Este nacionalismo excluyente rompe con la tradición del catalanismo político, que durante décadas se ha definido como integrador, abierto y con una fuerte apuesta por la convivencia y además la formación dibuja la idea de una Catalunya “pura” que nunca ha existido. Históricamente, Catalunya siempre ha sido una tierra de entrada de las corrientes migratorias y uno de los símbolos del carácter social y cultural del país ha sido la inclusión.
Según explica a Público el profesor de Ciencias Políticas de la Universitat de Barcelona Xavier Torrens, autor de Salvar Catalunya. La gestació del nacionalpopulisme català, Aliança “aplica la preferencia nacional y el nativismo; es decir, reservando –la condición de catalán- solo para quien considera catalanes auténticos, excluyendo de las prestaciones públicas y los derechos sociales a las personas migrantes“. Torrens concreta el ideario del partido de Orriols: “Por un lado, un independentismo ligado al mítico origen de la nación catalana en Ripoll, recordando, ahora que se conmemora el milenario de Montserrat, que monjes de este municipio se instalaron allí. En segundo lugar, el hecho que los autores de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017 eran de Ripoll, ante lo cual se ha presentado como la principal avalista del orden para combatir el islamismo radical“.
En ese sentido, Orriols y su partido representan un giro radical: una Catalunya independiente no para todos, como defendía el conjunto del independentismo, sino solo para quienes cumplan un patrón cultural y étnico muy concreto. Es ahí donde rompe con el consenso catalanista y derrumba los elementos fundacionales del movimiento independentista: democracia, paz y libertad. Los partidos tradicionales miran con preocupación a este nuevo rival político, no solo porque les robe muchos votos (sobre todo a Junts) sino porque deslegitima las razones esgrimidas durante el procés para la separación con España, y hace imposible tejer mayorías independentistas en el Parlament, ya que ni ERC ni la CUP están dispuestos a participar en ninguna propuesta donde figure Aliança.
La frustración post procés
El éxito electoral de Aliança se sitúa fuera de la corona metropolitana tanto de Barcelona como de Tarragona. Destaca en el interior de Catalunya, donde consiguió sus dos representantes actuales en el Parlament por Girona y Lleida.
La encuesta de La Vanguardia de este domingo ya la sitúa como primera fuerza en estas dos demarcaciones electorales.
Es la Catalunya más rural pero con una importante red de pequeñas y medianas ciudades también. El votante de Aliança Catalana tiene un retrato definido pero a la vez paradójico. Según los datos del CEO, el grueso de sus apoyos es masculino, con 7 de cada 10 votantes hombres.
Predomina el votante de mediana edad aunque es muy transversal en todas las edades, con un 7% en la franja entre 18 y 24 años y un 8% en la de 50 a 64 años, por ejemplo. Y son votantes de clase media y media-alta mayoritariamente.
Según el director del CEO, Joan Rodríguez Teruel, el crecimiento de Aliança se explica por la división de Catalunya que hace que mientras la extrema derecha españolista de Vox crece en la zona metropolitana del litoral, el partido de Orriols lo hace “en zonas de identidad catalana muy fuerte”.
“Parece que se hayan repartido el territorio” apunta Rodríguez Teruel en declaraciones a TV3. Son comarcas con un mayor porcentaje de catalanohablantes y un mayor arraigo de las tradiciones históricas de Catalunya.
De Junts al PP o Vox, captan votos contrapuestos
Aunque, inicialmente, Aliança nace de la frustración independentista con sus dirigentes políticos debido al fracaso del procés (cerca del 30% de sus votantes vienen de la CUP, ERC y mayoritariamente de Junts, según una encuesta de SigmaDos), actualmente muchos de sus potenciales votantes no se identifican como independentistas.
De hecho, según el CEO de abril, Aliança sería el partido secesionista con menos votantes dispuestos a votar que sí en un referéndum (el 71%), elemento que evidencia la aproximación de la formación con votantes de Vox, del PP y abstencionistas. Ese es quizás el elemento más disruptivo: Aliança atrae a personas que antes votaban a partidos españolistas y antiindependentistas, pero que encuentran en Orriols una vía para canalizar su malestar a través de la posición contraria a la inmigración.
Las cifras del CEO así lo muestran: Aliança tendría un trasvase de votos del 8,1% de Junts pero también del 6,9% del PP. Y sobre todo se nutre de votantes abstencionistas, exvotantes independentistas, en un porcentaje del 8,8%.
El trasvase de votos de Junts a Aliança es evidente y en el sondeo de Ipsos publicado este domingo los de Puigdemont pasarían de 35 escaños a 21, mientras Aliança sube de 2 a 19. Es decir que crece poco más de los 14 diputados que pierden los juntaires, y asume también una parte del retroceso del PP que se quedaría en 13 diputados respecto a los 15 actuales.
También existe esa interacción con Vox que pierde un 5% hacia Aliança según el CEO, aunque la extrema derecha españolista también experimenta una subida en Catalunya, de los 11 diputados a unos 16 escaños en la encuesta de Ipsos. La extrema derecha en su conjunto podría cosechar hasta 35 de los 135 diputados del Parlament, uno de cada cuatro escaños.
Ecosistema mediático y crítica a la televisión pública
El crecimiento de Aliança Catalana no puede entenderse sin su estrategia mediática.
La formación ha sabido usar las redes sociales para viralizar sus mensajes. De hecho, tiene a varios prescriptores en las redes que, desde un punto de vista supuestamente “neutral”, mediatizan su mensaje cada día.
Algunos se definen en la red social ‘X como periodistas, aunque sus mensajes únicamente van dirigidos a engrandecer el foco político del partido de extrema derecha. Además, de manera repentina, han aparecido portales digitales en Catalunya que se hacen pasar por medios de comunicación, pero que también le hacen el juego mediático al partido de Orriols.
Su discurso directo, simplista y cargado de emociones fuertes encaja con la lógica digital y circula con rapidez en canales como TikTok, X o Telegram, donde la polarización se convierte en gasolina.
Orriols, además, ha hecho de la crítica a TV3 una bandera. La acusa de ser un medio “al servicio de los partidos tradicionales” y de esconder “los problemas reales de la gente”. Este ataque a la televisión pública funciona por una vía clara: refuerza su relato de outsider frente al “sistema”.
El día anterior a la Diada, durante una ofrenda en el Fossar de les Moreres, una columna de Aliança Catalana echó a un equipo de la televisión pública a gritos de “manipuladores”.
Personalismo en el liderazgo
Otro de los factores clave en el ascenso de Aliança es el peso del liderazgo personalista de Sílvia Orriols.
Su figura es prácticamente indivisible del proyecto político: la alcaldesa de Ripoll no solo concentra la toma de decisiones, sino que también monopoliza la comunicación pública y la estrategia. Su estilo es directo, incluso bronco, y no busca matices ni consensos.
Este personalismo tiene un doble filo: genera adhesión en una parte del electorado que la ve como una líder “valiente” que “habla claro y dice las cosas que otros políticos no se atreven a decir”.
Pero también limita el crecimiento del partido a la capacidad de Orriols de mantenerse en el centro del debate político.
Referentes y alianzas internacionales
Aunque Orriols insiste en que Aliança Catalana es un proyecto genuinamente local, su discurso bebe de referentes internacionales claros. Las similitudes con Marine Le Pen en Francia son evidentes, tanto en el rechazo a la inmigración musulmana como en la estrategia de “normalización” de un discurso abiertamente xenófobo. También mantiene vínculos con figuras de la extrema derecha europea, como el Vlaams Belang en Flandes o la Lega de Matteo Salvini en Italia.
Una de las últimas muestras de las referencias que toma la cúpula de la formación fue la inmediata condena y lamentación por la muerte de Charlie Kirk, el comunicador ultraconservador asesinado en Estados Unidos. Lo definieron como un “acérrimo defensor de la libertad de expresión”.
Queda claro que Aliança Catalana reúne las características de lo que es una fuerza contemporánea de extrema derecha. Aunque tiene características específicas, tanto por su origen como por algunos de sus postulados, que la hacen diferenciarse de algunos mantras reaccionarios.
Pero el uso de medios no convencionales, el rechazo a la inmigración y sus derivadas como supuestas grandes amenazas, la utilización de fake news, el cuestionamiento de los servicios públicos y un liderazgo único y casi indiscutible dejan en evidencia el alma de este proyecto político, que aunque de ideario supuestamente independentista rompe la razón de ser del movimiento independentista, y amenaza constantemente a los migrantes en Catalunya.