En sus horas más oscuras, Antonio Tejero no estaba solo. 👁️ Mientras su nombre quedaba marcado para siempre por el 23-F, su círculo más íntimo —especialmente sus seis hijos— vivía un drama oculto lejos de los focos. Leales, divididos, silenciosos… algunos lo defendieron hasta el final, otros desaparecieron del mapa. Nuevos testimonios revelan qué ocurrió realmente dentro de la familia cuando todo se vino abajo. Y lo más inquietante: hay uno de ellos cuya historia nunca se contó.

A sus 93 años, el militar del golpe de Estado del 23-F sigue ingresado y rodeado de sus hijos en Valencia tras morir su mujer en 2022 allí mismo

Durante la jornada de este jueves el nombre de Antonio Tejero Molina  (Alhaurín el Grande, 1932) volvió a acaparar titulares.

El ex teniente coronel de la Guardia Civil, protagonista del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, fue dado por muerto hasta en tres ocasiones a lo largo del día.

Las informaciones se difundieron con rapidez por redes sociales y grupos de mensajería.

A media tarde, la familia desmintió los rumores. Confirmaron que Tejero, de 93 años, continúa con vida, aunque en estado crítico en un hospital privado de Carcaixent (Valencia). En ese mismo centro falleció en 2022 su mujer, Carmen Díez Pereira.

“Está muy grave, pero no ha muerto.

En la madrugada se le administró ya el sacramento de la extremaunción por parte de su hijo, el sacerdote Ramón Tejero Díez”, aseguraron sus allegados.

La confusión reavivó el interés por una figura que, más de cuarenta años después del 23-F, sigue marcada por el peso de la historia.


Tejero vive desde hace años en su Málaga natal, donde lleva una vida discreta y retirada.

Durante la pandemia permaneció confinado por su avanzada edad y su condición de riesgo.

En 2019 reapareció en público al acudir a la reinhumación de los restos de Francisco Franco en el cementerio de Mingorrubio.

Allí, su hijo Ramón ofició la misa. Fue una de las pocas ocasiones recientes en las que el exmilitar se dejó ver.

Carmen Díez Pereira, el pilar que ya no está

Carmen Díez Pereira, mujer y pilar de la familia Tejero durante más de seis décadas, falleció en noviembre de 2022 en Alzira (Valencia).

Hija de guardia civil y maestra de profesión, había sido el eje del hogar familiar.

Durante los años de prisión de su marido mantuvo la estabilidad familiar y cuidó sola de sus seis hijos.

Su muerte supuso un golpe importante para el ex teniente coronel, que desde entonces vive acompañado por algunos de sus hijos, en especial por Ramón, el sacerdote del clan.

Carmen Díez Pereira fue una figura silenciosa, reacia a los focos. Nunca concedió entrevistas ni habló públicamente sobre el 23-F.

Quienes la conocieron la definen como una mujer serena, profundamente religiosa y dedicada por completo a su familia.

Los seis hijos del matrimonio

Antonio Tejero y Carmen Díez Pereira tuvieron seis hijos: Carmen, Dolores, Antonio, Juan, Ramón y Elvira.

Tres hombres y tres mujeres criados en un entorno disciplinado, católico y con una fuerte vocación de servicio.

Ramón Tejero Díez, el sacerdote del clan

Nacido en 1964, Ramón Tejero, de 61 años, es el hijo más conocido fuera del ámbito militar.

Fue ordenado sacerdote en 1989 en el convento de la Visitación de Santa María, en Madrid.

Su padre acudió al acto gracias a un permiso penitenciario, y la ceremonia contó con la presencia de figuras de la ultraderecha de la época.

Conocido como “Moncho”, estudió Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de Toledo.

Posteriormente estuvo dos años en Cuzco (Perú) con los Siervos de los Pobres del Tercer Mundo.

En los años ochenta fue candidato a diputado por Valencia en el partido Solidaridad Española, liderado por su padre, y dirigió su campaña. Con el tiempo centró su vida en la pastoral.

Ha sido párroco en La Cala de Mijas, donde solía pasear con su padre, y en Totalán, donde participó en el rescate del niño Julen Roselló.

Desde 2020 es párroco de la Virgen Madre de Nueva Andalucía (Marbella).

Es el hijo más cercano a sus padres y el único que los visita con frecuencia en Málaga.

Antonio Tejero Díez, tras los pasos del padre

De los seis hermanos, el más mediático dentro del ámbito militar es Antonio Tejero Díez, de 58 años.

Es el único que siguió literalmente los pasos de su padre.

Fue protagonista de una de las últimas apariciones públicas del ex teniente coronel.

El 18 de febrero de 2014 organizó una paellada para guardias civiles en el cuartel del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) nº 1 de Valdemoro (Madrid). El objetivo era conmemorar el aniversario del intento de golpe de Estado.

En aquella fecha Tejero Díez era teniente coronel —desde 2010— y jefe del GRS.

El Ministerio del Interior lo destituyó por organizar aquella comida, calificada por la prensa como “paellada golpista”.

Recurrió la decisión ante la Audiencia Nacional, que le dio la razón y dejó sin efecto el cese.

Fue destinado a otro puesto dentro de la Subdirección General de Apoyo. Desde entonces no ha vuelto a ascender ni ha ingresado en el generalato.

Aun así, mantiene lazos firmes con la Guardia Civil. Casado y padre de tres hijos, representa la continuidad del apellido Tejero dentro del cuerpo.

Sus tres hijos (Antonio, Manuel y Javier Tejero Sande) pertenecen a la tercera generación de la saga.

Antonio, de unos 34 años, fue el primero en ingresar en la Academia General Militar de Zaragoza y continuó su formación en Aranjuez.
Manuel, de 27 años, estudió en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro.

Javier, de 26 años, se desmarcó del ámbito castrense.

Estudió interpretación en la Escuela de las Artes de la Comedia de Madrid y se dedica al humor y al stand up comedy.

Los tres están muy unidos, según fuentes cercanas al núcleo familiar.

Comparten afición por el rugby y han sido fotografiados junto al cocinero Alberto Chicote en eventos deportivos.

Carmen Tejero Díez

La primogénita del matrimonio es Carmen Tejero, hoy en torno a los 60 años, y está casada con un general de división.

Vive en Andalucía y ha mantenido siempre un perfil reservado.

Su hijo, Francisco Javier Hernández Tejero, de 36 años, sirve en la Unidad de Escoltas de la Guardia Civil en Madrid.

Se incorporó tras formarse en la Escuela de Oficiales y Suboficiales de Baeza (Jaén).

Dolores Tejero Díez

De edad similar a su hermana mayor, Dolores Tejero está casada con un coronel del Ejército de Tierra, posteriormente comisario de Policía Nacional. También ha optado por la discreción.

No existen declaraciones suyas ni actividad pública conocida.

Juan Tejero Díez

Juan Tejero Díez es el menor de los hermanos varones, de unos 55 años, y también siguió la carrera militar.

Es sargento jefe en un puesto de la Guardia Civil en Ávila, y anteriormente estuvo destinado en Madrid, Málaga y Segovia.

De carácter discreto, evita cualquier aparición pública.

Elvira Tejero Díez

Elvira, de 54 años, es la menor de los seis hermanos y maestra, como lo fue su madre.

Vive en Valencia junto a su marido, Julio Eduardo Monterrubio Fernández, reconocido artista fallero autor de numerosos monumentos premiados.

En 2007 nació su hijo Eduardo Monterrubio Tejero, que hoy tiene 18 años.

Elvira lleva una vida tranquila y familiar. No tiene actividad pública conocida y se ha mantenido completamente al margen de la política y de la exposición mediática.

Una familia unida por la tradición

En total, Antonio Tejero Molina es abuelo de dieciséis nietos  según fuentes cercanas a los Tejero.

Aunque solo cinco miembros de las dos generaciones siguientes han seguido la tradición militar: sus hijos Antonio y Juan, y tres nietos (Antonio, Manuel y Francisco Javier) que sirven en la Guardia Civil o en el Ejército.

El resto ha tomado caminos diversos. Algunos se dedican a la enseñanza, otros al arte o a la vida religiosa.

Pese a las diferencias, la familia mantiene la unidad y el vínculo con su historia.

Entre la historia y la intimidad

Hoy, el estado crítico de Antonio Tejero vuelve a situarlo en la actualidad. Su círculo más cercano evita hablar del pasado.

En casa, lo que se impone no es la política ni el recuerdo del golpe, sino la convivencia diaria.

El tricornio, los bigotes y la pistola siguen siendo la imagen que muchos asocian a Tejero.

Pero en su hogar de Málaga queda el retrato más humano: el de un anciano cuidado por su familia, mientras el tiempo borra lentamente el ruido de la historia.

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