Cuarenta años después del 23-F, un texto póstumo amenaza con reescribir la historia. 📜 El historiador Julio Merino dejó un manuscrito inédito donde describe datos nunca revelados sobre el Golpe de Estado que estremeció a España. En sus páginas, nombres borrados, decisiones encubiertas… y una versión que podría poner en jaque lo que siempre creímos saber. ¿Fue realmente un intento fallido de golpe… o algo mucho más calculado?

El fallecido periodista Julio Merino dejó escrito de primera mano lo que, según él, aconteció hace 44 años durante el golpe del 23-F de Tejero

En medio de la preocupación por el estado de salud del exteniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, todas las miradas se agolpan en el recuerdo de acontecimientos que protagonizó este militar, ya Historia de España. Fue el gran protagonista del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.

Ahora, Tejero ha sido trasladado a su casa familiar de Alzira (Valencia), tras estar ingresado varios días en un centro hospitalario en “estado crítico”.

Hoy, recuperamos el relato póstumo del  fallecido historiador cordobés y periodista Julio Merino sobre lo que le contaron tres personas concretas en relación a lo que aconteció durante el golpe del 23-F. Un golpe de Estado que lideró el citado Antonio Tejero.

Se trata del general Alfonso Armada, el teniente general Jaime Miláns del Bosch y el que fue secretario de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo.  Según Julio Merino, esto fue lo que le dijeron y lo que elcierredigital.com transcribe para la Historia:

– “El Rey[Juan Carlos de Borbón ]me pidió en Baqueira que hiciera algo para acabar con Suárez y reconducir la Democracia”, General Armada.

– “El 13 de febrero el Rey autorizó, según me dijo él mismo, la toma del Congreso”, Sabino Fernández Campo.

– “Jaime, el Rey me traicionó”, fueron las primeras palabras que me dijo Armada al vernos en Alcalá Meco… “y tú nos traicionaste a todos”, fue mi respuesta. Teniente General Jaime Miláns del Bosch.

Jaime Miláns del Bosch. | Ministerio del Interior

Algunas cosas, es verdad, ya las conté en mis libros (“Jaque al Rey”, “Las vísperas del 23-F” y “Tejero, 25 años después”), como también en algunos artículos. Pero otras las voy a contar ahora por primerísima vez y sin miedo ya.

Palabras del general Armada

Con Don  Alfonso Armada Comyn sólo pude hablar dos veces. Una, la primera, en la prisión de Alcalá de Henares el lunes 9 de marzo de 1981, (algunos días después de haberse publicado en el Boletín Oficial del Ejército (BOE) su cese como Secretario General del Consejo Superior del Ejército, cargo que simultaneaba con el de Segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército), cuando por decisión del Juez Especial, Don José María García Escudero, estaba bajo arresto militar “sine die”.

Y ello fue posible gracias a la gestión que me hizo mi “Jefe”, Emilio Romero, gran amigo del general de muy antiguo (precisamente fue en “Pueblo” donde yo conocí al entonces Secretario del Rey, don Alfonso Armada, en la visita que hizo acompañando al entonces Príncipe de España, Don Juan Carlos).

Bien, el general, vestido de uniforme, me recibió, tengo que decirlo, muy cariñoso “a pesar de lo que había publicado y seguía publicando sobre él y el “23.-F” en el “Heraldo Español”, como me dijo nada más estrecharnos las manos.

Juan Carlos I con Antonio Tejero, Miláns del Bosch, Armada y Sabino Fernández Campo. | Montaje propio

– Querido Merino, por nuestro admirado Don Emilio, he aceptado verte, y eso a pesar de lo que estás escribiendo sobre mí, poco de bueno, por cierto, (y dejó escapar una ligera sonrisa), pero no esperes que responda a tus preguntas. Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que necesito “Repristinar “, ¿no es “repristinar” lo que aconsejaba tu buen amigo, y mío, Don Torcuato?, – y poner las cosas en su sitio.

– Está bien, mi general, pero si usted ya me está acusando por lo que estoy escribiendo del “23-F”, me gustaría saber en qué estoy equivocado….

– No, Merino, no, ni eso. Más adelante, tal vez. Ahora tengo mucho que pensar.

– Al menos, me podrá decir si en la comida con Múgica en Lérida se habló de otra cosa que no fuera los mulos que necesitaba para la Alta Montaña.

– Pues, sí, hablamos de otras cosas… pero, no sigas, querido Merino, solo te voy a decir una cosa. YO TODO LO QUE HICE LO HICE SIEMPRE EN NOMBRE DEL REY.

– ¿Todo, todo?

– Desde hace muchos años, TODO, TODO.

– Bien, pues mi general, no le insisto. Pero, permítame, al menos, que le deje las preguntas que le traía por escrito, por si cuando termine de pensar quiere contestarlas.

Alfonso Armada. | Cedida

Nunca me las contestó.

La última entrevista

La segunda y última entrevista fue mucho más tarde, cuando ya se habían celebrado los juicios, el militar en Campamento, y el civil, en el Tribunal Supremo y estaba en prisión con 30 años de condena.

Fue en la Base Aérea de Getafe, en febrero de 1985, y fui acompañando al “Jefe” Don Emilio, que aquel día me llamó y me dijo:

-Merinito, esta tarde voy a ver a Armada y como un día me dijiste que querías hablar con él pues si quieres te vienes conmigo.

Y a Getafe me fui con Don Emilio. Por cierto, que encontré al general muy desmejorado, y como triste.

-He leído su “Jaque al Rey” – me dijo nada más saludarnos—Bueno, el tuyo y el de Santiago Segura… -y se calló.

-¿Y? –le pregunté yo.

-Mira, Merino, solo le puedo decir una cosa: el libro está bien, y muy documentado, pero las conclusiones a las que llegáis no son acertadas.

-¿Y en que nos equivocamos, mi general?

-¿Ha leído usted mi libro? —contestó sin responder a mi pregunta.

-Sí, mi general, y aquí lo traigo para que me lo dedique. “Al servicio de la Corona”.

-Pues, ahí tiene usted las respuestas de hoy y las de ayer, todavía no me he olvidado de las preguntas que me dejó en Alcalá. Sólo te digo que el “23-F” no fue un golpe de Estado, ya que sólo se pretendía “reconducir” la caótica marcha de la Democracia.

-Pues, mi general, perdone que le diga que yo esperaba más de usted.

-¿Cómo qué, por ejemplo?

-Sobre el Rey. Usted no aclara ninguna de las incógnitas que todavía siguen en pie. Por ejemplo, y la principal, no dice nada de su entrevista con S.M. del 13 de febrero. ¿Le dio el V.B. el Rey a su Plan sí o no? …. Eso, que es fundamental no lo aclara, como tampoco explica bien lo que acordó con Múgica en Lérida.

-Merino, creo que no lo has entendido. Te he dicho antes, y te lo repito, que yo todo lo que hice y todo lo que dije lo hice EN NOMBRE DEL REY.

-Sí, mi general, eso lo dice usted hasta 18 veces en su libro. Según usted todo lo que ha hecho desde que está al lado del Rey lo hizo EN NOMBRE DEL REY y AL SERVICIO DE LA CORONA, pero hay cosas que no están claras… o al menos así lo vio también el Supremo.

En ese momento se volvió hacia Don Emilio y, cortando la conversación conmigo, le dijo:

-Bueno, Emilio, tú venías a contarme algo muy importante ¿qué te pasa?

-El Gobierno está presionando para que ABC suspenda mi columna y Alfonso Guerra dicen que está muy cabreado con lo que escribo.

-¿Y qué esperabas, querido Emilio?

Y ya no hubo más del “23-F”… y sólo se habló de la situación política y de los cambios que estaban haciendo los socialistas. Sin embargo, a la salida y cuando volvíamos para Madrid en el coche no pude contenerme y le solté de sopetón.

-¡Miente como un bellaco!…y lo oculta todo.

-No, Merinito (el trato que me daba cuando quería hablarme con cariño), no miente. ¿Recuerdas la anécdota aquella del fraile que, con las manos escondidas en las anchas mangas del hábito monjil, le responde a la Guardia Civil si ha visto pasar al delincuente que van persiguiendo: “No, Señores, por aquí no ha pasado”? sabiendo que mentía, pero escondiéndose a si mismo la mentira, porque, ciertamente, el delincuente no había pasado por sus mangas, donde él tenía sus manos…Bueno, pues eso. El general no te miente, el general te esconde la verdad, o al menos su verdad.

-Pero, Don Emilio, si todo el mundo sabe ya lo que habló con el Rey el día 13 y que fue ese día cuando SM le autorizó a seguir adelante.

-Sí, pero el Rey no se lo dio por escrito y cuando pasó lo que pasó, y las cosas se torcieron, por la noble actitud de Tejero, ya no había lugar. Por eso cuando llegó el Juicio le escribió pidiéndole permiso para poder contar lo que habían hablado y no se lo concedió.

-Luego el Rey lo sabía todo y hasta lo había aprobado.

-Pues claro hombre, pues claro.

-Entonces ¿por qué lo niega?… Es más ¿por qué lo negó en los Juicios sabiendo que eso le costaba la cárcel?

-Pues muy sencillo, porque se sacrificó por el Rey, prefirió, y sigue prefiriendo, sacrificar su carrera y perder su libertad antes de que el Rey perdiera la Corona y la Monarquía se fuese al exilio… ¡y si hay que mentir se miente!

-Eso me parece muy bien, si sólo hubiese estado en juego su libertad y su carrera, pero con ese comportamiento llevó a la cárcel a todos los que había embarcado… y eso es una putada. ¡¡¡Una gran putada!!!

-Sí, bueno, otro día te contaré más. Porque conmigo sí habla. Yo lo sé todo.

Y ese día no hubo más. Aunque habría mucho más, pasados unos meses, cuando Don Sabino me contó el “choque” que tuvo con él en el hospital Gómez Ulla.

Las palabras de don Sabino

Digamos de entrada que lo que me cuenta del choque, o charla o entrevista con Armada se produjo más o menos en febrero de 1987, pero él, mi amigo Sabino Fernández Campo, me lo contó años después, en 1993, aunque luego, ya en 2005, cuando estoy escribiendo, con su ayuda y supervisión mi “Tejero, 25 años después”, al releer lo que me había contado aquel año se echa atrás y me dice que no, que eso no quiere que se publique… y yo, por amistad primero y luego por no romper con él y perderlo como “asesor”, cogí mis folios y los rompí delante de él y en su casa de Colón (claro que ya tenía una copia, la que ahora me decido a publicar, tal vez porque no quiero morirme de pena, como se murió él).

El documento en poder de Sabino Fernández Campo incluía nueve puntos, entre ellos el visto bueno del Rey Juan Carlos a un gobierno de concentración. Este era el plan de operaciones del general Armada durante el Golpe de Estado del 23-F.

En el año 2005 Sabino Fernández Campo cedió los planes de operaciones del general Armada durante el 23 y 24 de febrero de 1981 del golpe de Estado al periodista Julio Merino para la realización de un libro. Elcierredigital.com desvela ahora el contenido de aquellos planes que no triunfaron.

Sabino Fernández Campo fue cesado como jefe de la Casa Real el 8 de Enero de 1993 y fue cesado de una manera que le enfadó. Porque no esperaba que el Rey lo hiciese como lo hizo. Es cierto que Sabino le había pedido varias veces dejar el cargo por motivos familiares y humanos.

Su Majestad le había rogado siempre que siguiera a su lado porque lo necesitaba.

Hasta que la mañana de ese 8 de Enero le invitó a cenar con la Reina en “Horcher” y fue allí donde de pronto el Rey le dijo a la Reina: “¿Sabes, Sofía, que Sabino nos deja?”, “¿Y eso?, ¡Sabino no me habías dicho nada!”, “Bueno, en realidad lo que he hecho ha sido acceder a su reiterada petición y abandono del barco” (y según el propio interesado al Rey se le escapó una risita socarrona). Sabino se quedó helado, pero dominador siempre de sus reacciones, sólo dijo: “ Señor, no sabe cómo se lo agradezco. Ya sabe que ha sido un honor servirle durante estos casi 17 años”.

Bueno, pero a Sabino aquella manera de despedirle, ciertamente no le cayó bien y ese año de 1993 estaba furioso (y eso a pesar de que un año antes Juan Carlos I le había concedido el título de Conde de Latores, con grandeza de España, otro día hablaré de lo que pasó con ese Condado).

Fue un año de confidencias, al menos conmigo. Fue el año que comenzó a escribir sus “Recuerdos”, a él no le gustaba llamarle “Memorias”.

Tanques en Madrid en el 23-F. | Cedida

Algunos de esos “recuerdos” me los fue leyendo en “Ríofrío” a medida que los iba escribiendo.

Muchos me sorprendieron, pero el que más el que describía lo que pasó en la Zarzuela la tarde, noche y madrugada del día 23 de Febrero de 1981. Porque aquello era una ¡bomba!

– Pero, Sabino, esto lo cambia todo, le interrumpí yo con gran sorpresa.

– Pues sí. Pero es la pura verdad.

– Pero, Sabino, esto hay que publicarlo. Esto cambia la Historia del “23-F”.

– Pues no lo voy a publicar. Al menos mientras yo viva.

– ¿Y la Historia?

-¿La Historia?…La Historia que la inventen ellos. A mí ahora mismo lo único que me preocupa es mi familia.

Hasta que el año 2005 me encargó la editorial “Espejo de Tinta” un libro sobre el 25 aniversario del “23-F” (se publicaría en 2006 con el título “Tejero 25 años después”) y entonces sí me fui a verle, con un índice provisional, y a decirle que aceptaba el encargo si él me ayudaba. Me dijo que sí, con condiciones, y acordamos que a medida que yo fuera escribiendo me fuera a su casa a leer lo escrito.

El plan de operaciones

La tarde que le leí el capítulo 1 entero (“Hechos de entonces y novedades post “23-F”), de pronto me sorprendió y me entregó unos papeles y me dijo:

– Ten esto y úsalo como mejor te parezca, pero no me hagas preguntas. ¿Y qué fue lo que me entregó el Rey aquella noche, la primera vez que entré en su despacho?.

Era el “Plan de Operaciones” del General Armada para el 23 y el 24 de Febrero de 1981. Y cómo está publicado no me importa reproducirlo:

Punto 1: Entre las 5 y las 7 de la tarde el teniente coronel Tejero, con fuerzas de la Guardia Civil, entrará y tomará el Congreso de los Diputados y retendrá al Gobierno en pleno y a toda la clase política hasta la llegada de “una autoridad militar”.

Sin sangre y con la mínima violencia.

Punto 2: Si este primer paso sale bien y sin problemas mayores el general Armada se trasladará a la Zarzuela para desde allí, y con el Rey al lado, coordinar la postura de los capitanes generales de las nueve Regiones y las de Baleares y Canarias.

Punto 3: Con el “OK” de los capitanes generales, que habrán actuado por orden: primero en Valencia, luego la división Acorazada Brunete en Madrid y después la II, la IV, la V, la VI, la IX, la VII, etc, y el control pacífico de la situación a nivel nacional el general Armada se trasladará al Congreso de los Diputados, retirará del Hemiciclo a las fuerzas ocupantes y ofrecerá al Pleno la formación de un “Gobierno de Concentración” presidido por él y Felipe González como Vicepresidente político e intervendrán los líderes políticos “consensuados” para ayudarlo y votarlo.

Punto 4: Una vez aceptada la “solución Armada” por la mayoría del Congreso, el presidente de las Cortes se dirigirá a la Zarzuela para informar a S.M. el Rey y S.M. dará por buena la decisión parlamentaria y constitucional y abrirá una rápida tanda de consultas con todos los líderes de los Partidos, que se irán trasladando a la Zarzuela sin pérdida de tiempo.

Punto 5: Evacuadas las consultas y con asentimiento de los líderes políticos, el Rey autoriza al presidente de las Cortes para que anuncie el nombramiento del general Armada como nuevo presidente del Gobierno… y con la aprobación y la presencia de todas las autoridades obligadas se trasladan a la Zarzuela y Armada jura su cargo.

Sabino Fernández Campo.

Punto 6: Llegado el momento de la votación favorable al general Armada el teniente coronel Tejero se retira con sus fuerzas y queda a disposición del nuevo Gobierno.

Punto 7: Una vez resuelta la situación S.M. el Rey se dirige a la Nación por Televisión Española y da por concluido el “golpe”. Aquí queda absolutamente claro que el “elefante blanco” era el general Armada y todo lo demás son elucubraciones, porque, según este “plan”, el Rey no acudiría al Congreso hasta la tarde siguiente.

Punto 8: A la mañana siguiente, ya día 24, aparece en el BOE el nombramiento de Armada, se produce el relevo en Presidencia y se hace público el nuevo Gobierno.

Punto 9: Ese mismo día 24 se celebra un Pleno extraordinario conjunto (Congreso y Senado) en el que el Rey resume la situación y pide la máxima colaboración de todos en bien de España.

– Bueno, Sabino, pues no te hago preguntas. Aunque te recuerdo que según se publicó entonces esa “Hoja de Ruta” habría sido entregada por Armada al Rey en la audiencia del día 13 de Febrero, 8 días antes del “golpe” y que fue el motivo por el que de cara al juicio de Campamento solicitó permiso a la Zarzuela para revelar parte de la conversación que mantuvo aquel día con el Rey. Luego el Rey sabía con antelación lo que iba a pasar el 23.

– Querido Merino-me dijo- yo soy responsable de mis palabras y de mis silencios, pero no soy de las palabras y de los silencios de los demás. Aunque no me resisto a contarte dos “Recuerdos” que tengo escritos.

Uno sucedió cuando antes del Juicio del “23-F” AlfonsoArmada pidió ver al Rey para pedirle permiso para poder mencionar ante el Tribunal la entrevista que tuvo con S.M. el 13 de Febrero.

Naturalmente yo me opuse sabiendo la verdad y convencí al Rey que no lo recibiera, porque la jugada de Alfonso era perfecta para él, pero desastrosa para S.M., ya que si el Rey le prohibía hablar él podía escudarse en el Juicio para mantenerse callado por deseo del Rey y si se lo permitía quedaba en evidencia que el Rey estaba detrás de “aquello” (Sabino siempre le llamaba “aquello” al Golpe del “23-F”) así que se me ocurrió que en lugar de contestarle por escrito fuese uno de los Ayudantes Militares a la prisión de Getafe donde estaba preso con un mensaje verbal del Rey: “Mi general, me envía S.M.

para decirle que usted es totalmente libre de hacer lo que su conciencia le dicte”…

Tejero, Juan Carlos I y Armada

Y según me contó el comandante a la vuelta Armada, nada más oír el mensaje del Rey le dio una patada a la silla que tenía a su lado… ¡claro, porque se quedaba sin coartada!

Y el otro recuerdo confirma algunas cosas. Después del Juicio Armada fue sometido a una operación y estaba internado en el hospital “Gómez Ulla” y fui a visitarle y al entrar en su habitación e incluso antes de decir “Buenas tardes” me gritó: ¡Tú tienes la culpa de que yo esté aquí!, y, naturalmente, ahí acabó mi visita.

Y seguimos leyendo el apartado 1.3 de mi libro donde se explicaba la famosa frase dicha al General Juste: “Ni está ni se le espera”.

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