LETICIA ESTÁ QUE ARDE TRAS LA RAJADA DEL REY.
Juan Carlos I vuelve a España con sus memorias: “Reconciliación” y el terremoto en la Casa Real.
La monarquía española vuelve a estar en el centro del debate público tras la publicación en Francia de “Reconciliación”, el esperado libro de memorias del rey emérito Juan Carlos I.
Este regreso literario, que se produce en un momento de especial tensión política y social, amenaza con sacudir los cimientos de la Casa Real y poner en aprietos tanto al presidente Pedro Sánchez como a la reina Letizia.
La obra, escrita por una autora francesa y lanzada en el país galo para evitar coincidir con los actos de conmemoración de la muerte de Franco en España, ya está generando un revuelo mediático que, lejos de ser efímero, promete marcar un antes y un después en la percepción pública de la monarquía.
El rey emérito, exiliado en Abu Dhabi desde 2020 tras el estallido de varios escándalos financieros y personales, ha decidido romper su silencio con unas memorias que aspiran a ser mucho más que un intento de lavar su imagen.
“Reconciliación” no solo repasa su vida personal y política, sino que también ofrece una mirada inédita sobre los episodios más oscuros y controvertidos de su trayectoria, desde la tragedia familiar que marcó su juventud hasta las complejas relaciones con los miembros de la familia real y los líderes políticos de la democracia española.
Uno de los episodios más conmovedores y reveladores del libro es el relato sobre la muerte de su hermano Alfonso, un hecho que ha perseguido al monarca durante toda su vida.
Juan Carlos I narra con dolor cómo, siendo adolescentes, ambos manipulaban un arma aparentemente descargada, que terminó disparándose accidentalmente y provocando la muerte de Alfonso.
El rey emérito reconoce que fue él quien disparó el arma, y describe el suceso como una tragedia imposible de superar, que le ha marcado profundamente y que sigue presente en su memoria cotidiana.
Este testimonio, que humaniza al monarca y revela su vulnerabilidad, contrasta con la imagen pública de frialdad y distancia que ha caracterizado buena parte de su reinado.
Las memorias también abordan la relación con la reina Sofía, a quien Juan Carlos dedica palabras de cariño y respeto, reconociendo su papel fundamental en la estabilidad de la monarquía y en la educación de sus hijos.
Sin embargo, el libro no elude los aspectos más polémicos de su vida sentimental. Aunque evita mencionar directamente a Bárbara Rey, sí se refiere a sus “deslices” y dedica especial atención a Corinna Larsen, la empresaria alemana que fue su pareja durante años y que ha estado en el centro de las investigaciones judiciales sobre el patrimonio del rey.
Juan Carlos admite haberle regalado 65 millones de euros, una cifra que él justifica como un regalo recibido de Abu Dhabi y destinado a garantizar el bienestar de su familia.
El rey reconoce que no pudo rechazar ese dinero, y lamenta la escasa dotación económica que recibe la monarquía española en comparación con otras casas reales europeas.
El punto de vista de Juan Carlos sobre la actual monarquía y la figura de Felipe VI es especialmente crítico.
Si bien reconoce la preparación y los méritos de su hijo, el rey emérito no oculta su decepción ante la falta de implicación institucional y social del actual monarca.
Para Juan Carlos, la neutralidad política es una obligación, pero considera que Felipe VI ha llevado esa postura hasta el extremo de la inacción, perdiendo la oportunidad de conectar con la sociedad española en momentos de cambio y crisis.
El libro recoge un “tirón de orejas” a Felipe, recordándole que, aunque rechace la herencia personal, ha asumido el sistema político que su padre contribuyó a crear tras la dictadura franquista.
En este sentido, Juan Carlos I reivindica su papel en la transición democrática y en la consolidación de las libertades en España.
Agradece a Franco el haberle situado en la jefatura del Estado, pero subraya que, a diferencia del dictador, él optó por abrir el país a la democracia y facilitar el cambio político.
El monarca reconoce que sin su intervención, la transición no hubiera sido posible, y reclama para sí el mérito de haber guiado a España hacia una nueva etapa de pluralismo y apertura internacional.
El libro también dedica capítulos a la relación con la reina Letizia, un tema que ha generado numerosos rumores y especulaciones en los últimos años.
Juan Carlos no oculta su escaso aprecio por la actual reina, a quien acusa de haber dificultado las relaciones familiares y de haber roto la cercanía entre padre e hijo.
El rey emérito sostiene que Letizia ha supervisado las visitas de Sofía a sus nietas y que nunca ha permitido que Juan Carlos saliera solo con ellas.
Para el monarca, el problema no es que Letizia sea plebeya o que estuviera divorciada antes de casarse con Felipe, sino su falta de conocimiento del protocolo y su tendencia a monopolizar las conversaciones familiares.
El libro recoge anécdotas en las que Juan Carlos critica el comportamiento de la reina, sugiriendo que su actitud ha enturbiado la armonía en la Casa Real.
Estas revelaciones sobre la vida privada de la familia real se producen en un contexto de creciente escrutinio mediático y judicial.
En España, la información sobre la Casa Real sigue tratándose con cautela, y pocos periodistas se atreven a abordar abiertamente los rumores y escándalos que rodean a los Borbones.
Sin embargo, la publicación de “Reconciliación” en Francia ha permitido que el debate se abra con mayor libertad, y ya han comenzado a trascender detalles sobre las relaciones sentimentales de Felipe VI, tanto previas como posteriores a su matrimonio con Letizia, así como sobre la gestión de los fondos privados y las conexiones internacionales de la familia.
La estrategia de publicar primero en Francia responde no solo a la voluntad de evitar la coincidencia con los actos de homenaje a Franco, sino también a la intención de medir el impacto mediático y político de las memorias antes de su desembarco en España. Juan Carlos I es consciente de que su regreso, aunque sea literario, puede desatar una tormenta institucional y provocar una revisión crítica de su legado.
En el libro, el rey denuncia la “cacería política” y la “caza de brujas” que ha sufrido en los últimos años, en referencia a las investigaciones sobre su patrimonio y a la presión ejercida por el gobierno de Pedro Sánchez y otros sectores republicanos.
La crítica al gobierno actual es explícita y contundente. Juan Carlos lamenta el doble rasero con el que se ha juzgado su conducta, mientras casos recientes de corrupción y escándalos políticos como los de Ávalos, Santos Cerdán, Koldo y Torres parecen recibir un trato más indulgente por parte de la opinión pública y las instituciones.
El rey emérito advierte sobre los riesgos de una república liderada por Sánchez, manifestando su preferencia por la continuidad de la monarquía como garante de estabilidad y equilibrio institucional.
La publicación de “Reconciliación” promete abrir un nuevo capítulo en la historia de la monarquía española y en la relación entre la Casa Real y la sociedad.
El libro no solo ofrece una visión personal y sincera de Juan Carlos I, sino que también plantea preguntas incómodas sobre el futuro de la institución, la gestión de los escándalos y la capacidad de la monarquía para adaptarse a los desafíos del siglo XXI.
En un país donde la confianza en las instituciones se ha visto erosionada por la polarización política y la crisis económica, el testimonio del rey emérito puede contribuir a una reflexión colectiva sobre la memoria, la reconciliación y el papel de los líderes en la construcción de una democracia plural y justa.
Mientras tanto, la Casa Real guarda silencio y evita pronunciarse sobre las revelaciones del libro. La estrategia de Zarzuela parece ser la de dejar pasar el temporal y no alimentar la polémica, aunque la presión mediática y social no deja de crecer.
Los próximos meses serán decisivos para evaluar el impacto de las memorias de Juan Carlos I en la opinión pública y en la estabilidad de la monarquía.
Lo que está claro es que el regreso del rey emérito, aunque sea a través de las páginas de un libro, ha conseguido reabrir el debate sobre el pasado, el presente y el futuro de la familia real española.
