DEP RANCIUS. ARDE TROYA X EL FISCAL Y CHANCHULLO DE VOX ¡CRUEL! ¿Q PENSARÍA EL NIÑO JESÚS DE ROBAR?HH

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España entre rezos falsos, sobres sospechosos y una derecha que predica moral cristiana mientras chapotea en su propio lodazal

España vive días que parecen escritos por un guionista enloquecido: fiscales condenados sin pruebas claras, donaciones solidarias que desaparecen como si las hubiera tragado un agujero negro, juventudes políticas que hablan de “hacerse fotos con los viejos” para lavar dinero, un Supremo bajo sospecha y una derecha que grita “¡defensa de la patria!” mientras intenta que nadie vea el rastro de billetes que deja a su paso.

Todo esto ocurre mientras Vox y el Partido Popular aseguran que son los guardianes de la moral, la familia, la fe y el orden natural. Pero la realidad –cruda, ruidosa y documentada– cuenta una historia muy diferente: una historia donde la sacristía se mezcla con sobres manchados de escándalo y donde las homilías patrióticas se diluyen entre acusaciones cruzadas, filtraciones y una justicia que parece caminar con muletas.

Un rapapolvo del Supremo a Abogados Cristianos reaviva el debate sobre el  poder de la acusación popular | España | EL PAÍS


I. La tormenta perfecta: cuando Vox reza por la patria pero olvida el séptimo mandamiento

La gota que ha rebalsado el vaso vino desde un lugar inesperado: las juventudes de Vox, esa cantera de “salvadores de Occidente” que ahora aparece envuelta en un caso bochornoso de desvío de fondos destinados a las víctimas de la Dana de Valencia.

Según grabaciones y documentos revelados, algunos dirigentes juveniles hablaban sin vergüenza de:

“Hacernos una foto con los viejos y ya no hay delito”.

Un plan burdo, casi caricaturesco, pero que pone de manifiesto lo esencial: el dinero donado para ayudar a los damnificados terminó, presuntamente, en bolsillos equivocados, mientras la organización buscaba cómo disimular la jugada con un par de fotos caritativas.

La indignación valenciana no tardó en estallar. Familias afectadas por la Dana, que llevan meses reconstruyendo sus vidas, han denunciado la “crueldad” de convertir su tragedia en un escaparate para hacerse propaganda política.

Y si la moral cristiana es el estandarte de Vox, una pregunta resonó en el Congreso con fuerza demoledora:
“¿Qué pensaría el Niño Jesús de la gente que roba donaciones?”

Una pregunta simple, pero más devastadora que cualquier discurso técnico.


II. Un fiscal general condenado entre sombras, filtraciones y un Supremo que actúa como si estuviera en plena guerra fría

Mientras Vox se hundía en el barro, otro incendio se encendió:
el fiscal general del Estado fue condenado por el Tribunal Supremo.

Pero la sentencia llegó envuelta en un aura de irregularidades preocupantes:

Los mismos magistrados que admitieron la querella fueron quienes lo juzgaron.

Se filtraron a la prensa 8 meses de información personal incautada aunque la investigación solo abarcaba 48 horas.

El fallo se publicó semanas antes que la motivación jurídica.

Se ignoró investigar el origen de las filtraciones que detonaron el escándalo.

Para muchos juristas, esto representa una ruptura del principio acusatorio y un síntoma de que parte de la justicia española vive todavía con la nostalgia del poder que tenía durante la Transición.

La oposición de derechas celebró la condena como un trofeo político. El Gobierno denunció una “prevaricación de facto” y un intento de moldear la justicia a través del escándalo mediático.

Mientras tanto, la ciudadanía observaba atónita cómo quienes debían garantizar el orden constitucional parecían más preocupados por ganar la guerra interna de poder que por fortalecer la institucionalidad.


III. Vox y PP: una hermandad incómoda unida por la crispación, la desinformación y los escándalos territoriales+

PP và Vox đụng độ trên đường phố phản đối chính sách của Chính phủ.

Aunque ambos partidos intentan distanciarse, la realidad es otra:
Vox y PP se han convertido en socios tácticos en una estrategia coordinada destinada a erosionar al Gobierno y moldear la justicia a medida de sus intereses.

Lo vimos en:

Los ataques sincronizados contra el fiscal general.

Las campañas de bulos y noticias manipuladas tras la Dana.

Las acusaciones de blanqueo y contratos irregulares que persiguen a dirigentes populares en Andalucía, Almería o Madrid.

La presión sobre fiscales que investigan corrupción vinculada a la sanidad privatizada de Quirón o Rivera.

La obsesiva narrativa de “España en ruinas” que repiten en bucle sin aportar soluciones.

Mientras tanto, Vox acusa al Gobierno de Sánchez de destruir la nación por pactar con nacionalistas. Pero olvidan mencionar que, en sus propias filas, existe una red de parentescos sospechosos:
el presidente de Revuelta –la organización juvenil que manejaba las donaciones de la Dana– es cuñado de un diputado de Vox en el Congreso.

Una coincidencia demasiado conveniente para ser casual.


IV. El PP tampoco se escapa: amnistías fiscales, incendios forestales y el fantasma de Montoro

Los populares, aunque intentan mantenerse a distancia del lodazal de Vox, también arrastran su propio historial:

Una investigación sobre la presunta “venta” de amnistías fiscales durante el mandato de Montoro.

Contratos troceados y sospechas de saqueo en la sanidad pública andaluza.

Irregularidades en cribados médicos, hospitales privados y adjudicaciones opacas.

Omisiones criminales en la gestión de catástrofes naturales.

La justicia sigue tirando del hilo, pero cada nueva pieza revela un patrón inquietante:
una estructura de poder paralela que durante años operó con un nivel de impunidad alarmante.


V. El Supremo bajo fuego: ¿árbitro o jugador en el tablero político?

Muchos analistas advierten que la reciente sentencia contra el fiscal general demuestra la fragilidad de un sistema judicial que arrastra vicios heredados de la Transición.

Las costuras se rompen.
Las lealtades se mezclan.
Los jueces aparecen como actores políticos, no como garantes neutrales.

Es un terremoto institucional que dispara una pregunta inquietante:
¿Quién controla realmente el poder judicial en España?

La respuesta parece perderse entre togados, filtraciones, viejas amistades políticas y estructuras que nunca fueron renovadas.


VI. La democracia española en su laberinto: crisis, ruido y un futuro incierto

Mientras las derechas hablan de “libertad”, “familia” y “Cristiandad”, la realidad es que España vive:

Una guerra abierta entre poderes del Estado.

Una oposición que basa su estrategia en la crispación permanente.

Una extrema derecha que normaliza el insulto, la mentira y la deslegitimación institucional.

Un sistema judicial que parece navegar en piloto automático hacia el conflicto político.

Frente a esto, el Gobierno insiste en reformas profundas:

Nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Aumento histórico de plazas judiciales.

Autonomía reforzada para la Fiscalía.

Inversiones millonarias en infraestructuras judiciales.

Pero la pregunta clave es:
¿será suficiente para frenar un deterioro institucional que parece acelerarse cada mes?


VII. Entre misas y sobres: la gran contradicción de la derecha ultracatólica

El elemento más grotesco de toda esta historia es la enorme distancia entre el discurso moralista de Vox y PP y sus prácticas reales.

Predican pureza, pero se acercan peligrosamente al barro.
Predican fe, pero desaparecen donaciones.
Predican familia, pero las redes de cuñados levantan sospechas.
Predican patria, pero socavan sus propias instituciones.

Al final, el país entero se pregunta:
¿Qué pesa más, la patria o el dinero?
Y en los pasillos del Congreso, algunos ya murmuran:
“Cada vez que Vox habla de moral cristiana, sube el precio del cinismo”.

 

España arde, pero aún no se hunde

Estamos ante un momento crítico:
España no está rota, pero está exhausta.
La democracia no está caída, pero sí tensionada.
La justicia no está destruida, pero necesita una revisión profunda.

Lo que sí está claro es que la tormenta creada por Vox, PP y el Supremo ha dejado al país mirando con lupa cada institución, cada donación, cada sentencia y cada discurso patriótico con olor a hipocresía.

Y quizás, después de todo, la pregunta más simple sea también la más reveladora:

Si la derecha española cree tanto en la moral cristiana…
¿por qué actúa como si el Niño Jesús no estuviera mirando?

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