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La reaparición pública de Kate Middleton, tras meses de rumores y especulaciones sobre su salud, se ha convertido en uno de los momentos más comentados de la realeza británica en los últimos tiempos.
Y es que la Princesa de Gales no solo volvió al foco mediático con fuerza, sino que logró lo que pocos imaginaban: eclipsar completamente a la reina Camilla y a la ex primera dama Melania Trump en un mismo evento.
El escenario no podía ser más simbólico: una cena de Estado en el majestuoso castillo de Windsor, con la presencia de Donald Trump y su esposa Melania, en el marco de su histórica visita oficial al Reino Unido.
Una entrada inesperada que sorprendió a todos
El príncipe William y la princesa Kate aparecieron en helicóptero, acompañando a Carlos III y Camilla.
La sorpresa fue inmediata: nadie esperaba ver a la Princesa de Gales tan pronto en un acto de semejante magnitud.
Por la tarde, incluso tuvieron un gesto solemne al rendir homenaje a la difunta Isabel II en la capilla de San Jorge. Pero fue en la cena oficial donde Kate desplegó toda su fuerza escénica.
Kate, radiante con la tiara favorita de Lady Di
Kate Middleton lució un impresionante vestido de alta costura británica, confeccionado en seda y encaje Chantilly dorado bordado a mano.
Para coronar el look, se decantó por la histórica tiara Lover’s Knot, la favorita de Lady Diana, compuesta por 19 arcos de diamantes y decorada con 39 perlas.
Su melena suelta y un porte casi de cuento de hadas hicieron que muchos invitados compararan su presencia con la de una auténtica reina consorte, más que con la de una princesa.
“Estaba tan deslumbrante que hasta Donald Trump, durante su discurso, cometió el error de llamarla ‘la reina Kate’ en lugar de dirigirse a Camilla”, bromeó un comentarista real.
Camilla, discreta y en segundo plano
Mientras tanto, la reina Camilla optó por un atuendo más sobrio y clásico, acompañado de la tiara belga de zafiros, adquirida en 1963. Aunque elegante, su estilo quedó completamente ensombrecido por el aura fresca y luminosa de Kate.
La prensa británica no tardó en recalcar el contraste: “Kate parecía la reina que todos esperan, mientras Camilla pasaba desapercibida”.
Melania Trump, criticada por su vestido
La ex primera dama Melania Trump eligió un vestido amarillo canario con los hombros descubiertos y una abertura lateral, que rompía con la sobriedad del protocolo.
Aunque técnicamente no incumplió la norma —bastaba con un vestido largo—, muchos lo consideraron poco adecuado para una cena de Estado.
“Parecía más un estilismo de gala de Hollywood que un atuendo diplomático”, escribieron algunos cronistas.
Una cena de lujo desbordante
El banquete, celebrado en el Salón de San Jorge, reunió a más de 120 invitados en una mesa de 50 metros, decorada con rosas, lirios y orquídeas en tonos dorados y púrpuras.
El menú, compuesto por productos de granjas locales de Windsor, fue acompañado por una estricta etiqueta: hombres de frac y mujeres con tiara y vestido largo.
Sin embargo, lo que todos recordarán de esa noche no serán los manjares ni los discursos, sino el regreso estelar de Kate Middleton, que devolvió a la familia real británica ese brillo que muchos pensaban perdido.
La reina del pueblo, más vigente que nunca
El impacto fue tal que las redes sociales estallaron con mensajes de admiración hacia Kate.
Muchos resaltaron los guiños constantes a Lady Diana, reforzando la idea de que la princesa encarna el legado más querido de la monarquía británica.
Mientras tanto, Camilla y Melania quedaron relegadas a un segundo plano, víctimas del magnetismo imparable de la futura reina consorte.
“Hoy Kate no fue princesa. Fue la verdadera reina de Windsor”, escribió un periodista en X (Twitter).