Implosión ultra: los “cachorritos de na-zi” de Vox se acuchillan entre ellos por un millón de euros perdido en la Dana; denuncias cruzadas, acusaciones de estafa, fondos desaparecidos, misas franquistas, radicalización neonazi y una guerra interna que estalla en directo, dejando al descubierto la cloaca económica, ideológica y moral que amenaza con devorar al propio partido.HH

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La guerra que Vox nunca quiso que vieras: navajazos, dinero desaparecido y cachorros ultras en plena implosión

La ultraderecha española vive uno de los episodios más violentos, grotescos y políticamente peligrosos de su historia reciente: un estallido interno que combina denuncias cruzadas, acusaciones de estafa, fondos solidarios desaparecidos, radicalización neonazi y una batalla descarnada entre las juventudes de Vox —la asociación “Revuelta”— y el propio partido.
Lo que comenzó como una supuesta campaña humanitaria tras la Dana ha terminado como un incendio político que desnuda las entrañas del proyecto ultra.

Vox siempre se presentó como la alternativa moral al “sistema corrupto”. Hoy, su cantera juvenil demuestra que aprendió demasiado bien las prácticas que decía combatir.

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I. El origen del escándalo: un millón de euros que nunca llegó a su destino

En septiembre de 2023, tras el desastre de la Dana, Revuelta —el brazo juvenil de Vox— se lanzó a una campaña masiva de recaudación bajo el lema “Solo el pueblo salva al pueblo”.
Las imágenes circularon por todas las redes: jóvenes musculados, con camisetas verdes, retirando barro, cargando cajas, posando como salvadores de la patria.

El discurso caló.
La recaudación también.
Según exmiembros, habrían reunido más de un millón de euros en donaciones.

Pero un año después, algo más oscuro empezó a emerger.

Los entonces dirigentes de Revuelta, Arturo Villarroya y Javier Esteban Bejarano, comenzaron a hacerse una pregunta incómoda:

¿Dónde está el dinero?

Meses de correos sin responder.
Cuentas opacas.
Ninguna liquidación presentada.
Ningún extracto bancario.

Y sobre todo: ninguna prueba de que ese millón de euros fuera entregado a los damnificados.

Cuando la pregunta dejó de poder ignorarse, llegó la ruptura explosiva: dimisiones, denuncia ante Fiscalía y acusaciones directas contra la cúpula de Revuelta por “gestión oculta” y “posible estafa”.

La sospecha más repetida:

El dinero se habría usado para gastos personales, viajes internacionales y actividades internas de la asociación.


II. La respuesta de Revuelta: culpar a los disidentes y atacar al mensajero

Lejos de ofrecer explicaciones, Revuelta disparó contra quienes denunciaron.

Les acusó de querer “apoderarse de la asociación”.
De “traición”.
De intentar “desestabilizar”.

Pero entre insultos y victimismo, faltó lo esencial:
¿Dónde está el dinero?

Ni un solo dato.
Ni un solo recibo.
Ni un informe.

Silencio contable.
Ruido ideológico.


III. De salvadores a ultras: el pasado oscuro de la asociación juvenil

Este escándalo económico no es un caso aislado.
Revuelta arrastra años de actividades y discursos que bordean —o cruzan— la línea del extremismo.

⟶ Convocaron una misa en honor a Franco y José Antonio Primo de Rivera.
⟶ Difundieron en 2025 mensajes abiertamente supremacistas como:
“Los blancos caminamos hacia la extinción.”
⟶ Lideraron las protestas radicales de Ferraz que terminaron en disturbios neonazis.
⟶ Se vincularon a colectivos como “Base”, organización neonazi que la Policía desarticuló recientemente.

Lo que en teoría era “una organización juvenil patriótica” terminó siendo el vivero de discursos y gestos propios de la extrema derecha más peligrosa de Europa.

Y Vox lo sabía.
Y Vox miró hacia otro lado.

Hasta que el escándalo económico ya no pudo taparse.


IV. Vox responde: cortar el brazo infectado para salvar el cuerpo

El PSOE alimenta a Vox para desacreditar al líder del PP

La cúpula de Vox ha entrado en pánico.

No porque les escandalice una presunta estafa.
No porque les preocupe el racismo de sus juventudes.
No porque quieran defender la transparencia.

Sino por algo más simple:

Elecciones.
Poder.
Imagen pública.

Vox sabe que una alianza con el PP solo será viable si logra presentarse como fuerza “seria”, “ordenada” y “democrática”.
Y nada arruina más ese relato que tener una cantera juvenil que:

— no puede justificar un millón de euros,
— lanza proclamas supremacistas,
— y organiza misas franquistas.

Revuelta se ha convertido en un lastre.

Y Vox quiere soltarlo cuanto antes.

Pero el problema es que ya no pueden hacerlo en silencio.
Todo ha saltado por los aires.
Y las dos facciones —viejos y jóvenes, ultras y ultra-ultras— se están apuñalando metafóricamente por controlar los restos del botín.


V. El factor más explosivo: la lucha por el dinero

Toda guerra interna tiene un motor.
En Vox, ese motor tiene forma de billetes.

Los expertos no dudan:
No se trata de ética.
No se trata de transparencia.
No se trata de moral.

Se trata de a quién le toca la parte del pastel.

El periodista Hugo ha señalado la clave:

“Quizás lo denuncian porque el millón no se ha repartido entre 20, sino entre 10.”

Es decir:
no denuncian corrupción por ética, sino porque no les tocó la “paguita”.

Una descripción brutal de cómo funciona la economía interna de la extrema derecha española.

El acercamiento de Feijóo al PSOE tensiona los gobiernos autonómicos de PP  y Vox | El Correo


VI. El “modelo empresarial” Vox: política convertida en negocio privado

El caso Revuelta no es una anomalía.
Es una continuación lógica del funcionamiento de Vox desde su fundación.

➤ El sobresueldo a Abascal desde la Fundación Disenso.
➤ La falta de transparencia en las cuentas.
➤ Las redes de donaciones opacas.
➤ El uso de asociaciones paralelas para financiar campañas.

Vox es, además de un partido, una estructura económica.

Y Revuelta aprendió perfectamente esa lógica.


VII. ¿Por qué todo esto estalla ahora? Las claves políticas

    Vox teme perder influencia frente al PP.
    Necesitan limpiar imagen para futuros pactos.

    La ultraderecha europea está en un momento crítico.
    El discurso supremacista provoca tensiones internas.

    La radicalización juvenil ya es incontrolable.
    Los jóvenes ultras están más cerca del neonazismo que del partido.

    Hay mucho dinero en juego.
    Dinero sin justificar.
    Dinero que arde.
    Dinero que rompe lealtades.

    El miedo a la Fiscalía.
    Una denuncia interna siempre es más peligrosa que una externa.


VIII. El peligro para España: una extrema derecha que muta y se devora a sí misma

Este escándalo no solo afecta a Vox.
Afecta al país entero.

Porque lo que vemos no es un incidente aislado, sino un síntoma grave:

La extrema derecha española está mutando hacia un espacio más radical, más caótico y más peligroso.

Cuando las juventudes de un partido hablan de “extinción de los blancos”, cuando manejan dinero opaco, cuando se enfrentan a cuchilladas internas, estamos hablando de algo más profundo:

Un ecosistema político degradado.
Un laboratorio de radicalización.
Una fábrica de odio sin control.

Y todo esto ocurre dentro de un partido que aspira a gobernar.

 


IX. La caída de la máscara

La narrativa de Vox —la del partido limpio, patriótico, defensor del pueblo— se ha resquebrajado.

El caso Revuelta muestra la verdad cruda:

Que quienes gritaban “el pueblo salva al pueblo” se estaban salvando a sí mismos.
Que quienes denunciaban “paguitas” buscaban su propia paguita.
Que quienes atacaban la corrupción reproducían la misma corrupción.
Y que quienes presumían de moral eran los primeros en traicionarla.

Hoy Vox está implosionando.
Y lo hace desde donde más duele:
la corrupción, el dinero y la ultraderechización extrema.

La pregunta ya no es quién tiene razón.
La pregunta es:

¿Cuánto queda para que la bomba alcance al resto del partido?

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