La fascinante historia de cuando la princesa Diana de Gales introducía en el palacio de Kensington prensa sensacionalista de contrabando:
“Tenía el hábito de chismorrear”
Lady Di trató siempre de imponer su carácter rebelde durante su etapa en el palacio de Kensington, a pesar de todas las barreras que encontró en el camino
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(Gtres)
No importa el tiempo que pase. Diana de Gales continúa siendo una de las grandes referentes, icónica e imborrable, a pesar de que en dos años se cumplirán 30 años de su fatídico fallecimiento en un accidente de coche en París.
Aquel 31 de agosto de 1997 el mundo entero se paralizó, pero su figura sigue siendo clave en el imaginario colectivo de todos los que alguna vez creyeron en cuentos de príncipes y princesas y se dieron de bruces con la realidad.
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Hubo un tiempo en que una cándida Lady Di vivía en Kensington e hizo alarde de su ser irreverente y rebelde, a pesar de las férreas normas que imperaban -y todavía imperan, dicen- en palacio.
Esta es la fascinante historia de cuando la madre del príncipe Guillermo y Harry introducía prensa sensacionalista de contrabando en sus estancias para enterarse de todo lo que se contaba sobre ella y su familia política.
La vida más desconocida de Diana de Gales en el Palacio de Kensington, entre el protocolo y la rebeldía
La historia de amor no correspondido o desamor, según se vea, entre la eterna Diana de Gales y el ahora rey Carlos III es una de las que más titulares ha protagonizado a lo largo de los años.
Incluso hoy en día siguen desvelándose detalles de la relación de tres que mantuvieron, como la propia Lady Di reconoció durante su explosiva entrevista para ‘Panorama’ que lo cambió todo.
“Éramos tres en este matrimonio”, en referencia a la presencia constante de Camilla Parker Bowles en el seno de su matrimonio.
Al margen de su turbulenta relación que mantuvo con el por aquel entonces heredero, todo lo que rodea a Lady Di es motivo de interés.
Pasan las décadas, el tiempo y siguen desvelándose datos de su vida más desconocida. De antes y después de su polémico divorcio del padre de sus hijos, casado ahora con su incondicional Camilla.
Diana de Gales tenía 20 años cuando se unió en matrimonio con Carlos y su vida cambió para siempre como miembro de una de las monarquías más protocolarias del mundo bajo en liderazgo de la reina Isabel II.
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(Gtres)
El “hábito de chimorrerar” de Lady Di que le obligó a idear una forma para ‘colar’ información del exterior en palacio
La nueva moradora del Palacio de Kensington, donde residió hasta su trágica muerte en 1997, supo como hacer valer su fuerte carácter y se sacó de la manga una serie de trucos para hacerse la vida más placentera.
Uno de ellos, como desveló Richard Dalton, su peluquero entre los años 1981 y 1990, tenía que ver con la forma que ideó para introducir prensa sensacionalista de contrabando en su apartamento, el 8 y el 9, que ocupaba en el citado palacio, propiedad de la corona.
“Tenía el hábito de chismorrear”, relató Dalton, personal de máxima confianza de Diana de Gales, en una entrevista para la revista People.
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Según el relato del peluquero, a la exprincesa de Gales le estaba terminantemente prohibido leer los periódicos sensacionalistas.
Menos los que tenían entre sus objetivos informar sobre la corona. Lady Di se pasó por la delantera el mandato y supo encontrar la fórmula perfecta para colar prensa hasta sus aposentos sin que, en principio, nadie de la casa real se enterara. Solo sus más allegados.
“Los introdujeron a escondidas, pero no tiene nada que ver conmigo. Ella solía decirme, Richard, ¿puedes traerlos? Nadie lo cuestionó porque nadie lo sabía. Una vez que pasé el control de seguridad y entré en la despensa, todo fue pan comido”, recordó Dalton sobre cómo se convirtió en el facilitador de la madre de Guillermo de Inglaterra y Harry para proveerse de una de sus mayores aficiones: el salseo patrio.
Diana de Gales, en uno de sus característicos gestos entre la tristeza y la melancolía, con el príncipe Harry en brazos.
Gtres
El rumor que más daño le provocó al leerlo en la prensa a Diana de Gales
El principal problema de este hábito al que tendía Diana de Gales es que no siempre daba los frutos esperados. Se ponía triste por lo que leía cuando la información a la que tenía acceso se refería a ella o su matrimonio o sus hijos en términos cuestionables y dañinos.
Lady Di, asegura Richard Dalton, no solía comulgar con la forma en la que los diarios cubrían las noticias que ella protagonizaba. “Yo la peinaba, ella hojeaba las páginas de un tabloide y decía: ‘¡Uf!'”, con un gruñido. Luego lo tiraba a un lado”. Luego llegaba otro y entonces ella decía: ‘¡Ohhhhhh!'”, recuerda el peluquero.