Del bolso patriótico de la Infanta Elena al hobo de Gucci de Victoria Federica: duelo de complementos en Las Ventas

 

En el Festival Benéfico Homenaje a Antoñete, madre e hija protagonizaron una inesperada lección de estilo intergeneracional con dos bolsos tan distintos como reveladores.

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Del bolso patriótico de la Infanta Elena al hobo de Gucci de Victoria Federica: duelo de complementos en Las Ventas

(Gtres)

El 12 de octubre, mientras media España comentaba los uniformes militares del desfile y las interpretaciones de los himnos, en la Plaza de Toros de Las Ventas se celebraba un evento de otro tipo:

 

el Festival Benéfico Homenaje a Antoñete, un encuentro que reunió a figuras del mundo taurino, la aristocracia y otros rostros conocidos. Entre los asistentes, dos nombres acapararon los flashes:

 

la Infanta Elena y Victoria Federica de Marichalar, madre e hija, dos estilos y dos visiones del lujo que conviven en un mismo linaje pero hablan idiomas diferentes.

 

Lo interesante no fue solo su presencia, sino el diálogo que establecieron a través de sus complementos.

 

En una esquina, la Infanta Elena, con un bolso de paja trenzada con los colores de la bandera de España, reivindicando una estética castiza, artesanal y simbólica.

 

En la otra, Victoria Federica, con un hobo bag de Gucci, de lona con monograma beige y correa de piel marrón, emblema del lujo internacional más reconocible.

 

Dos generaciones, dos maneras de entender la elegancia, y un mismo ruedo.

Infanta Elena el Día de la Hispanidad con un bolso patriótico

(Gtres)

La Infanta Elena estrena bolso con la bandera de España por la Fiesta Nacional en Las Ventas

La Infanta Elena acudió a Las Ventas con ese aire suyo que roza la independencia de estilo de cualquier tendencia. Si algo hay que reconocerle es que no sigue las modas a pies juntillas:

 

las crea a su manera, sin necesidad de algoritmos ni asesoras de imagen. Su look: una combinación de blazer rojo vibrante, camiseta de cuello perkins blanca y pantalones vaqueros amplios.

 

El toque más personal, sin embargo, lo puso su bolso. Un capazo portugués -paradójicamente- rectangular, de mimbre con franjas rojas y amarillas, que más que un accesorio era una declaración material de su amor por la patria.

 

No hay logotipo, no hay lujo ostentoso: hay mensaje. La Infanta Elena de Borbón parece decirnos que la identidad también puede llevarse colgada del brazo, aunque sea de una forma tan evidente. Ni pulsera, ni banderola, un bolso, claro que sí.

 

Y luego está el detalle del broche en forma de flor roja, prendido en la solapa de su americana.

 

Un gesto teatral, casi lorquiano, que equilibra su lado institucional con su gusto por el folclore que nunca ha querido disimular.

 

El sombrero azul marino con cinta marrón completaba el conjunto, es ya casi su seña de identidad. No hay look casual de la hermana del Rey Felipe VI sin sombrero.

Victoria Federica y su madre en Las Ventas el Día de la Hispanidad

(Gtres)

Victoria Federica: el lujo de los códigos internacionales

Detrás de su madre, y con una energía completamente distinta, apareció Victoria Federica, que últimamente ha conseguido consolidar una identidad visual propia entre la jet set.

 

Su look era un ejemplo de cómo las nuevas generaciones de aristócratas interpretan lo clásico y conservador con un filtro un poquito más contemporáneo.

 

Victoria apostó por una chaqueta negra de punto estructurado, tipo cárdigan, combinada con una blusa blanca fluida y pantalones anchos que caían hasta casi rozar el suelo.

 

En los pies, zapatos planos en punta, un guiño a esa tendencia minimalista que parece dictada desde Copenhague pero que encuentra en Madrid su versión más sobria.

 

El punto focal de su look, sin embargo, se lo llevó su bolso Gucci con monograma GG Supreme, un modelo tipo hobo que forma parte del archivo más reconocible de la firma italiana.

 

Ese bolso, que ha vuelto a las calles con el revival de los años 2000, representa todo lo contrario al cesto artesanal de su madre: lo global frente a lo local, lo aspiracional frente a lo simbólico. En él, cada costura habla de herencia italiana, de savoir-faire, de un lujo que no necesita ser explicado.

 

La Infanta Elena y Victoria Federica asisten a una corrida de toros en Las Ventas.

(Gtres)

Lo interesante del contraste es que Victoria no lleva el Gucci como una influencer cualquiera: lo integra con naturalidad en un look de base neutra.

 

Si la Infanta Elena defiende una elegancia emocional y arraigada, su hija apuesta por una elegancia de códigos internacionales, más alineada con la generación a la que pertenece.

 

Y aunque sería fácil —y hasta tentador— aplaudir el bolso kitsch de la Infanta Elena, con su accesorio casi convertido en estandarte, lo cierto es que en esta ocasión el pulso lo ganó su hija.

 

Quizá, solo quizá, el próximo 12 de octubre convenga mirar más allá del rojo y el amarillo, llevar a España en el corazón (o en un detallito más sutil) y en el hombro un bolso más elegante.