Silencio inquietante en Buckingham tras la visita de Trump: un gesto helado de Camilla, sonrisas forzadas de Kate, la sombra de Melania y un mensaje en clave que desata sospechas de traiciones ocultas y tensiones insostenibles en la realeza británica.HH

A YouTube thumbnail with maxres quality

COMUNICADO URGENTE de Buckingham tras la visita de Trump: gestos incómodos, elogios a Kate Middleton y polémicas con Camilla

👉Baja para ver el VIDEO

La reciente visita de Donald Trump al Reino Unido, acompañado por su esposa Melania, el senador Marco Rubio y un grupo selecto de empresarios tecnológicos, ha dejado tras de sí un auténtico torbellino mediático.

Aunque oficialmente se trataba de un viaje de Estado para reforzar lazos bilaterales, lo que más ha dado que hablar no han sido los discursos, sino los gestos, lapsus y escenas que han encendido tanto a la prensa británica como a las redes sociales.

El comunicado de Buckingham emitido después del viaje lo dice todo: la Casa Real se vio obligada a aclarar ciertos protocolos tras la tormenta de titulares.

Carlos III honra a Donald Trump con una visita sin precedentes: ¿qué papel  tendrá esta vez Kate Middleton?

Trump, entre la solemnidad y los deslices

Desde el primer minuto, la visita de Trump prometía espectáculo. La inspección de la guardia de honor en Windsor fue el primer gran momento de tensión.

En las imágenes que circularon por tabloides y televisiones, se observa al expresidente estadounidense caminando varios pasos por delante del rey Carlos III, como si liderara el desfile militar. Para muchos británicos, se trató de una falta de respeto imperdonable; para otros, un simple malentendido.

Newsweek citó a una fuente de Buckingham que intentó calmar las aguas: “Es protocolo que el jefe de Estado invitado marche primero”. Sin embargo, el recuerdo de 2018 —cuando Trump hizo algo similar— volvió a encender las críticas. Los británicos, guardianes del detalle ceremonial, no perdonan fácilmente.

Estas son las meteduras de pata de los Trump que los Windsor no olvidarán:  "Peor que Peter Sellers en El Guateque"

El halago a Kate Middleton que desató el debate

El segundo gran foco de controversia se produjo durante el saludo inicial a los príncipes de Gales. Tras estrechar con firmeza la mano de William, Trump miró a Kate con una sonrisa amplia y lanzó: “You’re beautiful, so beautiful”.

Aunque la princesa no pareció incómoda, los analistas en protocolo sí lo estuvieron. El historiador real Justin Bobk, consultado por CBC, calificó la frase como una “excesiva familiaridad” en un contexto de diplomacia oficial.

El tema se agravó en el banquete de gala, cuando Trump insistió en sus elogios: “Melania y yo estamos encantados de ver a la princesa Kate, tan radiante, tan saludable y tan hermosa”.

Para algunos invitados, fue un gesto entrañable de reconocimiento a la recuperación de la princesa tras su enfermedad. Para otros, un exceso impropio de la rigidez que caracteriza a las cenas de Estado. Como suele ocurrir con Trump, la línea entre espontaneidad y torpeza diplomática quedó desdibujada.

Melania Trump y el vestido que rompió moldes

 

La primera dama no pasó desapercibida. Melania apareció en el banquete de St. George’s Hall con un vestido amarillo de Carolina Herrera, hombros descubiertos, cinturón lila y joyas de esmeraldas y diamantes. Para la prensa de moda, fue un derroche de estilo; para los tradicionalistas, un desafío al decoro.

Aunque las reglas sobre mostrar los hombros se han relajado en recepciones nocturnas, algunos expertos consideraron que su elección “rozaba los límites de lo aceptable”.

El vestido fue tan comentado como el sombrero que lució en la ceremonia de bienvenida, calificado en redes como “lámpara de salón”. La moda, como siempre, se convirtió en arma de titulares.

Los deslices protocolarios de Trump: un yanqui en la corte de Carlos III

El comunicado de Buckingham: el gesto de la reverencia

Más allá de los vestidos y halagos, lo que obligó a Buckingham a pronunciarse fue un detalle protocolario: Melania no hizo la tradicional reverencia al saludar al monarca.

El gesto, visto como un simple saludo cordial en Estados Unidos, fue interpretado en Reino Unido como falta de respeto.

Ante la polémica, el Palacio emitió un comunicado aclarando: “No existe obligación formal de inclinarse o hacer una reverencia al saludar a un miembro de la familia real. Es un gesto opcional de cortesía, no una regla”.

La aclaración buscaba frenar la avalancha de críticas en redes, aunque dejó al descubierto lo rígida que sigue siendo la monarquía británica en cuestiones simbólicas.

Camilla y Kate Middleton: un gesto incómodo

 

Si Trump generó titulares por exceso de espontaneidad, la reina Camilla no se quedó atrás. Durante el saludo conjunto con los Trump, las cámaras captaron un gesto de la esposa de Carlos III hacia Kate Middleton que muchos interpretaron como un “desplante”.

Con un leve movimiento de mano, la reina pareció indicar a su nuera que se apartara de la conversación con Melania.

El momento fue viral. En redes, miles de usuarios calificaron la actitud de Camilla como “desagradable” y “poco elegante”.

“Esa mujer nunca ha sido digna de la corona”, se leía en los comentarios más duros. La tensión entre Camilla y el resto de la familia —ya conocida en los últimos meses— volvió a ponerse sobre la mesa.

Entre protestas y fastos reales

 

Donald Trump, venerado en Reino Unido: Carlos III le permite desfilar  primero ante las tropas

El contraste no podría haber sido mayor: mientras en Londres se producían manifestaciones contra la visita de Trump, en Windsor la familia real desplegaba todo el boato disponible. Helicópteros, alfombras rojas, banquetes, música de cámara y hasta alojamiento en el propio castillo para la pareja presidencial.

Un privilegio que ni siquiera el príncipe Harry disfruta actualmente, lo que generó otra ola de críticas en redes: ¿cómo es posible que Trump, que llegó a amenazar con deportar a Harry de Estados Unidos, reciba trato de honor en Windsor, mientras el hijo del rey no?

La dualidad Trump: solemnidad y caos

 

La cobertura mediática fue tan dual como la personalidad del expresidente. The Times destacó su “inusual sobriedad” en el discurso, leído palabra por palabra sin improvisaciones. En cambio, The Guardian subrayó las tensiones entre su espontaneidad y la rigidez británica.

Lo cierto es que cada gesto de Trump —desde un apretón de manos hasta un comentario a destiempo— se convierte en combustible para titulares y columnas de opinión.

Para Buckingham, la visita se recordará como una mezcla de alivio (porque no se rompieron reglas graves) y resignación (porque la atención mediática se centró en sus excentricidades y no en los objetivos políticos).

Un invitado impredecible

 

La visita de Donald y Melania Trump al Reino Unido será recordada menos por los discursos oficiales y más por los gestos, los vestidos, los desplantes y las aclaraciones protocolarias.

Para la familia real, acostumbrada a una etiqueta estricta, fue un recordatorio de que la política moderna vive tanto de las formas como del fondo.

Trump volvió a demostrar que, en un mundo mediático saturado, cada palabra y cada movimiento suyo puede eclipsar incluso la solemnidad de Buckingham Palace.

Y quizá ahí radica el verdadero problema: la imprevisibilidad del invitado americano sigue siendo la mayor amenaza para el rígido protocolo británico.

Related Posts

Our Privacy policy

https://celebridad.news25link.com - © 2025 News