La confesión de Luz Casal sobre Madrid que no gustará a Ayuso: “Me destroza absolutamente”.

 

 

 

La artista ya dejó de visitar Los Ángeles y por la misma razón podría dejar de hacerlo en la capital de España.

 

 

 

 

 

 

Luz Casal, una de las voces más reconocidas de la música española, vuelve a estar en el centro del debate social y político.

 

 

 

En plena promoción de su nuevo disco, “Me lo voy a permitir”, la artista gallega ha concedido una entrevista al diario El Mundo en la que, además de repasar su trayectoria y su evolución personal, ha dejado una confesión sobre la capital que, sin duda, no gustará a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso: “Me destroza absolutamente”.

 

 

 

Casal, que desde sus primeros éxitos en 1982 ha sido testigo de los cambios profundos en la sociedad española, no ha dudado en mostrar su preocupación por el deterioro social que observa cada vez que visita Madrid.

 

 

“Me mata ir por Madrid y ver a gente sin hogar viviendo en la calle”, afirma con sinceridad, reconociendo que la imagen de personas durmiendo en portales y bancos públicos le genera un impacto emocional tan fuerte que, en ocasiones, le quita el hambre y le hace replantearse sus paseos por la ciudad.

 

 

 

La artista, acostumbrada a recorrer los barrios del centro y disfrutar de la gastronomía madrileña, compara la situación actual con la que vivió en Los Ángeles, ciudad que decidió dejar de visitar precisamente por el aumento de la pobreza visible en sus calles.

 

 

“Es una situación que ahora empiezo a ver aquí”, confiesa, y advierte que Madrid podría sumarse a su lista de lugares a evitar si la tendencia no se revierte.

 

 

 

En su reflexión, Luz Casal recuerda que “antes a los pobres no se les veía tanto”, lo que para ella evidencia un empeoramiento de las condiciones de vida y una falta de respuesta institucional adecuada.

 

 

Por eso, lanza un mensaje directo a los responsables políticos: “Hay que actuar y no seguir con las discusiones de siempre”.

 

 

Para la cantante, la polarización y el enfrentamiento ideológico que dominan el debate público están alejando a la clase política de los problemas reales de la ciudadanía.

 

 

La autora de “No me importa nada” se muestra especialmente crítica con el tono y las formas de los políticos actuales en comparación con los de hace cuatro décadas.

 

 

 

En su opinión, España vive un “retroceso grave” en la calidad del debate democrático, marcado por la pérdida de respeto y la incapacidad de convivir con ideas opuestas.

 

 

“En un Estado democrático debe primar la solidaridad y las ideas deben convivir aunque sean completamente opuestas, algo que no lo estamos haciendo muy bien”, lamenta.

 

 

Casal rechaza la idea de que España esté “rota”, pero sí advierte que se está “perdiendo el respeto” por quien piensa diferente.

 

 

Reconoce no tener la receta para recuperar ese respeto, pero insiste en la importancia del “entendimiento” y del diálogo como herramientas fundamentales para avanzar hacia una sociedad más justa y cohesionada.

 

 

“Si tuviera la solución mi vida hubiera ido por otro lugar”, reflexiona, subrayando que su mensaje de esperanza y pensamiento crítico está presente en cada una de sus canciones.

 

 

El desencanto de Luz Casal no es solo político, sino también humano. La artista observa con preocupación cómo los conflictos ideológicos se han enquistado y nos enfrentan, haciendo que la sociedad pierda tiempo y energía en discusiones que, a su juicio, no son los problemas reales.

 

 

“Se han enquistado y nos enfrentan, y perdemos mucho tiempo en esas discusiones ideológicas”, afirma, en clara referencia a la polarización alimentada por algunos líderes y partidos.

 

 

El testimonio de Luz Casal sobre la pobreza en Madrid es un toque de atención sobre una realidad que, según ella, va a peor. La artista denuncia el aumento de las personas sin hogar y la falta de políticas efectivas para abordar el problema.

 

 

Su sensibilidad ante la situación, que le ha llevado a evitar otras ciudades en el pasado, es también una crítica a la indiferencia y a la normalización del sufrimiento ajeno.

 

 

Casal reclama a los responsables institucionales que dejen de lado la confrontación y las disputas ideológicas para centrarse en soluciones concretas que mejoren la vida de los ciudadanos más vulnerables.

 

 

“Antes a los pobres no se les veía tanto”, repite, recordando que la visibilidad de la pobreza es síntoma de una crisis social que requiere respuestas urgentes.

 

 

 

A pesar de su crítica, Luz Casal no pierde la esperanza. La artista asegura que su mensaje, nacido “de la fuerza del pensamiento y la esperanza”, está presente en todas sus canciones.

 

 

Para ella, la música es una herramienta de comunicación y de transformación social, capaz de transmitir valores y de invitar a la reflexión colectiva.

 

 

 

En su nuevo disco, Casal apuesta por la autenticidad y la libertad creativa, convencida de que el arte puede contribuir a superar la indiferencia y a recuperar el entendimiento perdido.

 

 

“Expreso este mensaje a través de mis canciones y de manera resumida”, afirma, convencida de que la cultura y la solidaridad son fundamentales para avanzar hacia una sociedad más justa.

 

 

La confesión de Luz Casal sobre Madrid es un mensaje incómodo para quienes gobiernan la capital y para quienes prefieren mirar hacia otro lado ante el aumento de la pobreza y la pérdida de respeto en el debate público.

 

 

La artista gallega, con su mirada crítica y su compromiso social, recuerda que el progreso no se mide solo en cifras económicas, sino en la capacidad de una sociedad para cuidar a sus miembros más vulnerables y para convivir en la diversidad.

 

 

 

Su testimonio, lejos de ser una simple opinión personal, es un llamado a la acción y a la reflexión para todos los madrileños y para la clase política.

 

 

“Me destroza absolutamente”, repite Luz Casal, como advertencia de que la indiferencia y la polarización solo conducen al deterioro social.

 

 

Frente a ello, la fuerza del pensamiento, la esperanza y la solidaridad siguen siendo, para ella, las mejores herramientas para construir un futuro más humano y más justo.