Ayuso destroza la corrupción sanchista: “Se creen impunes”.

Isabel Díaz Ayuso denuncia la “corrupción estructural” y el “proyecto totalitario” del Gobierno en una entrevista clave para el futuro político español.
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, protagonizó una entrevista en la noche de Carlos Cuesta que ha resonado en todo el espectro político español.
En un contexto marcado por la polarización, la crisis institucional y los escándalos de corrupción, la líder popular expuso sin tapujos su visión sobre la situación política nacional, el papel del Gobierno central y los retos que enfrenta España.
Sus palabras, llenas de contundencia y reivindicación, se han convertido en referencia para quienes reclaman un cambio profundo en las instituciones y la gestión pública.
Desde el inicio de la conversación, Ayuso situó el debate en el terreno de la corrupción y la impunidad.
“Están delinquiendo a tanta velocidad que ya me tengo que preparar los plenos para la madrugada del jueves porque de aquí a mañana van a salir siete escándalos más”, afirmó, en alusión directa al ritmo de revelaciones que afectan al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
La presidenta madrileña criticó la “inversión de la verdad” que, según ella, caracteriza la comunicación gubernamental, con cifras que sitúan el gasto en redes sociales y propaganda en torno a los 80 millones de euros, muy por encima de gobiernos anteriores.
Ayuso denunció la utilización de los poderes del Estado para blindar al Gobierno y dificultar la labor de jueces, fiscales y periodistas.
“Se creen impunes porque piensan que son los tres poderes en uno”, subrayó, haciendo referencia a la falta de respeto por las reglas del juego democrático y el deterioro del Estado de derecho.
Para la presidenta, la corrupción no solo afecta a la gestión pública, sino que se extiende al pacto de investidura, que califica de “corrupto en todos los sentidos” por estar sustentado en acuerdos con formaciones como Bildu, a quienes identifica como el “brazo político del terrorismo en España”.
En la entrevista, Ayuso lamentó el clima de enfrentamiento social e institucional generado por el Gobierno, al que acusó de promover un “proyecto guerra civilista” que divide a la sociedad y enfrenta a los ciudadanos.
Citó los incidentes recientes en la Universidad de Barcelona y Pamplona como ejemplos del deterioro de la convivencia, y denunció la falta de acción ante casos graves, como la violación de una joven universitaria por individuos con órdenes de expulsión no ejecutadas.
La presidenta madrileña también abordó la gestión de las catástrofes naturales, en especial la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana.
Criticó duramente la falta de respuesta por parte del Gobierno central y la ausencia de declaración de emergencia, señalando que “con otro gobierno no hubiera pasado esto”.
Ayuso lamentó el uso electoral del dolor de las víctimas y la instrumentalización de las desgracias para consolidar proyectos políticos como el nacionalismo catalán y vasco, que, según ella, avanzan gracias a la cesión de competencias y recursos por parte del Ejecutivo.
En el plano judicial, Ayuso se mostró especialmente crítica con la actuación de la Fiscalía y la cobertura mediática de los casos que la afectan indirectamente, como el proceso contra Alberto González Amador.
Denunció la manipulación informativa y la persecución mediática, asegurando que “no hay una entrevista, no hay una declaración, no hay una intervención que no me retuerzan”.
La presidenta reclamó valentía a jueces, fiscales y periodistas para que “lleven a quien cometa delitos ante un tribunal, que lo sienten y que lo juzguen sin miedo y que los periodistas cuenten lo que hay, más que nada porque se nos va el país”.
Frente a la crisis institucional y la falta de proyecto de futuro, Ayuso apeló al patriotismo y a la responsabilidad individual.
Destacó la importancia de la labor de empresarios, estudiantes y ciudadanos comprometidos, reivindicando el papel de Madrid como motor de oportunidades y espejo de gestión eficiente.
“Nos hemos convertido en el cajero automático del independentismo y del gobierno, y eso no me hace mucha gracia, pero seguir siendo un lugar de oportunidades, un espejo donde mirarse, donde contraponer políticas, mientras cada uno hace su trabajo”, afirmó.
La presidenta madrileña insistió en la necesidad de reformas profundas para recuperar la competitividad y la confianza en las instituciones.
Propuso la derogación de leyes ideológicas y sectarias, como la Ley de Memoria Democrática y el Estatuto del Becario, y la eliminación de medidas que, en su opinión, “están hundiendo a las empresas”.
Ayuso aboga por un cambio de gobierno que permita “rehacer y construir por el bien de todos y para todos”.
En el tramo final de la entrevista, Ayuso reiteró su compromiso con la verdad y la aplicación de la ley, defendiendo la importancia de la pluralidad institucional y la gestión autonómica como garantía de certidumbre y progreso.
La presidenta pidió a los ciudadanos “resistir, pelear, aguantar y confiar”, y llamó a la movilización en las próximas elecciones para votar por el cambio y no dejarse influir por el clima de enfrentamiento promovido desde el poder.
Las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso han generado un intenso debate en medios de comunicación y redes sociales, donde se interpretan como un diagnóstico certero de la crisis política actual y una llamada a la regeneración democrática.
Su mensaje, alineado con las demandas de transparencia, honestidad y respeto a la legalidad, se convierte en referencia para quienes reclaman una alternativa al modelo de gobierno vigente.
En conclusión, la entrevista de Ayuso en la noche de Carlos Cuesta marca un hito en el discurso opositor y refuerza la posición de la presidenta madrileña como líder indiscutible de la derecha española.
Sus palabras, cargadas de crítica y propuesta, abren el camino a un debate necesario sobre el futuro de España, la defensa del Estado de derecho y la recuperación de la confianza ciudadana en las instituciones.
El reto, según Ayuso, pasa por “dar la vuelta a la alfombra” y construir un país basado en la verdad, la justicia y la convivencia.