
Ha pasado un año desde su muerte, pero la herencia de Julián Muñoz sigue generando revuelo y por fin se sabe la verdad
El fallecimiento de Julián Muñoz el 24 de septiembre de 2024 abrió un capítulo inesperado en su compleja historia personal.
Este giro afectó especialmente a su herencia y al papel que recuperó Mayte Zaldívar en sus últimos meses.
La exmujer del exalcalde asumió cada ceremonia y actuó como viuda pese a que su relación sentimental ya estaba rota.
Según personas cercanas a Zaldívar, el vínculo que retomó con Muñoz no buscaba beneficios materiales.
Las fuentes insisten en que la familia no quiso participar en ningún reparto polémico. También afirman que “hemos renunciado a todo bajo notario” para evitar sospechas.
Para entender esta renuncia es necesario recordar la historia compartida por la pareja.
Mayte conoció a Julián en Madrid tras una etapa personal muy dura. Juntos iniciaron una vida que más tarde trasladaron a Marbella.
Ese regreso coincidió con el auge económico de la ciudad.
Muñoz pasó de pelear por mantener un negocio a entrar en la política local. Esa trayectoria acabó transformando por completo su destino.
Un matrimonio muy polémico
Durante años construyeron una vida marcada por el ascenso social y un patrimonio difícil de definir.
La llegada de Jesús Gil impulsó a Muñoz hacia la alcaldía. Ese periodo terminó con condenas por corrupción y con millones sin justificar.
El gran punto de inflexión llegó con la relación de Muñoz con Isabel Pantoja.
Aquello rompió su matrimonio con Mayte y la llevó a marcharse con sus hijas.
Desde entonces, su historia quedó marcada por distancias, reproches y procesos judiciales.
Con el deterioro de la salud de Muñoz, la relación volvió a acercarse.
Primero fue un contacto prudente y después más íntimo. Ese proceso terminó en un matrimonio discreto.
Ahora, con Muñoz ya fallecido, Zaldívar intenta evitar interpretaciones erróneas.
No quiere que su implicación se vea como un intento de obtener beneficios. Su entorno afirma que la renuncia a la herencia fue total y firmada ante notario.
La familia insiste en que su papel en los últimos días del exalcalde fue emocional y no patrimonial.
También subrayan que no aceptarán nada que pueda vincularlos a los excesos económicos del pasado.
Para ellos, el único legado válido es el afectivo acumulado durante casi treinta años.