El escándalo estalla en los pasillos de Mediaset. Una sentencia judicial —calificada como “farragosa” por los propios abogados de la cadena— obliga al grupo a afrontar una condena que podría superar el millón de euros, y todo por culpa de unas declaraciones de Kiko Matamoros en televisión. Lo que parecía una simple polémica televisiva ha terminado convirtiéndose en un dolor de cabeza legal sin precedentes. Según fuentes cercanas al caso, los jueces habrían considerado que Matamoros vulneró derechos fundamentales de un tercero, provocando un daño que ahora recae directamente sobre la empresa. En los despachos, hay tensión: algunos apuntan a un error estratégico en la defensa de Mediaset, otros aseguran que Kiko podría enfrentarse también a consecuencias personales. Pero lo más inquietante es que la sentencia no cierra el caso… y abre la puerta a nuevas demandas.