El mandatario del FC Barcelona confió las obras a la constructora turca Limak pese a que tenía la peor valoración para los técnicos culés
Los problemas y sombras de la remodelación del Camp Nou ha sacudido los cimientos del FC Barcelona.
Y es que SER Catalunya ha informado de que, a pesar de haber sido la peor valorada en el proceso de licitación, la constructora turca Limak fue finalmente la elegida.
Así las cosas, la turca llevará a cabo las obras de lo que se espera sea el nuevo hogar del Barça.
Esta decisión ha generado interrogantes sobre la transparencia del proceso y las motivaciones detrás de la elección de la constructora.
El equipo técnico evaluador de las propuestas había dejado clara su posición: Limak no cumplía con los requisitos técnicos para llevar a cabo el proyecto.
A finales de 2022, el informe elaborado por ingenieros, arquitectos y diseñadores señalaba que la constructora turca había quedado en última posición. Su puntuación, sobre 100 puntos, era inferior a 50, principalmente por su incapacidad para justificar el calendario de las obras, tal y como está ocurriendo.
Mientras tanto, consorcios de peso como FCC y Ferrovial, que habían presentado propuestas aparentemente más coherentes, quedaban relegados a posiciones secundarias.
Limak, sin embargo, no ofreció respuestas satisfactorias a las preguntas del equipo técnico, según fuentes cercanas al proceso.
A pesar de este informe desfavorable, los responsables del proyecto Espai Barça decidieron hacer caso omiso de la valoración técnica.
Joan Sentelles, director del Espai Barça, y Lluís Moya, director de la Oficina Técnica, optaron por priorizar otros factores, como la musculatura financiera de Limak o los plazos.
Aunque el informe técnico había sido claro, los responsables del club decidieron que la constructora turca cumplía con los plazos establecidos, uno de los criterios más determinantes para la adjudicación.
Los plazos
El aspecto crucial que inclinó la balanza hacia Limak fue su propuesta en cuanto a los plazos de entrega, una parte fundamental del proyecto.
Mientras que las otras constructoras sugerían plazos más largos y con mayor desviación presupuestaria, Limak garantizaba un calendario más ajustado y menos costoso.
Según los informes, el consorcio liderado por Limak presentó un plan que, si bien fue tildado por algunos expertos como irreal, era el único que prometía cumplir con la vuelta parcial al Camp Nou en noviembre de 2024, con capacidad para 60.000 espectadores.
Sin embargo, a medida que avanzaron los meses, los retrasos fueron evidentes.
La primera temporada en Montjuïc, prevista para 2024, no se cumplió.
A día de hoy el Barça sigue jugando lejos de su estadio y la fecha para la finalización de las obras se ha desplazado al inicio de la temporada 2027-28.
Sin penalizaciones por los retrasos
A pesar de los incumplimientos, el contrato entre el FC Barcelona y Limak no ha implicado penalizaciones, lo que ha generado más controversia.
Aunque el contrato contempla sanciones por cada día de retraso en las entregas, el club ha optado por no ejecutarlas.
En lugar de culpar a la constructora, el Barça habla de factores externos, como problemas con el suministro de materiales, lo que le ha evitado a Limak penalizaciones.
El contrato también establece que las penalizaciones solo se pueden aplicar si los retrasos superan un 10% del presupuesto total, lo que equivale a 96 millones de euros.
En el caso de que Limak no cumpla con los plazos definitivos, el club podría rescindir el contrato.
Un contrato multimillonario y los problemas financieros del Barça
El FC Barcelona, que atraviesa una crisis económica, optó por una vía arriesgada para financiar estas obras.
El club emitió bonos por un valor de 1.500 millones de euros, 900 millones de los cuales están destinados a la remodelación del Camp Nou.
Los otros 450 millones financiarán el nuevo Palau Blaugrana y proyectos relacionados.
El pago de estos bonos se realizará en tramos entre 2028 y 2047, lo que permitirá al Barça diluir la deuda en el tiempo.
Aunque la remodelación del Camp Nou ha sido vista como una necesidad para el club, la cuestión de si los socios deberían aceptar comprometer una parte significativa de los ingresos futuros para financiar la obra es un tema de debate.
Según algunos expertos, el club se arriesga a hipotecar su futuro financiero, ya que la deuda será difícil de gestionar si no se generan los ingresos adicionales previstos por el club.
Un cambio en las condiciones para permitir la entrada de Limak
Otro aspecto que ha levantado sospechas es el hecho de que el pliego de condiciones original, redactado en 2017, excluía a Limak, por no cumplir los requisitos establecidos.
Sin embargo, en septiembre de 2022, el Barça modificó estas condiciones, eliminando el requisito de haber construido un estadio de más de 40.000 espectadores.
De este modo, volvía a ser opción Limak, que solo había construido un estadio en Mersin, Turquía.
Algunos medios han visto esta flexibilidad en los requisitos como una maniobra para permitir la entrada de Limak.
Especialmente después de que Joan Laporta se reuniera con Nihat Özdemir, el dueño de Limak, en marzo de 2022.
La relación con la política turca: sombras sobre Limak
La elección de Limak no solo ha sido polémica por los problemas técnicos y económicos que la constructora afronta, sino también por su vínculo con el gobierno turco.
Tal y como informó Elcierredigital.com, Limak forma parte de un grupo de empresas conocido como “la banda de las cinco”.
Esta ‘banda’ ha sido acusada de recibir contratos públicos favorecidos por el gobierno de Recep Tayyip Erdoğan.
El grupo está compuesto por empresas como Cengiz Holding, Kalyon Grup, Makyol Grup, Kolin Holding y Limak.
Todas ellas encargadas de ejecutar obras públicas en Turquía bajo condiciones que, según denuncian opositores políticos como Kemal Kılıçdaroğlu, del partido CHP, favorecen a estas compañías en detrimento de una competencia justa.

Este sistema de adjudicación ha sido criticado por su falta de transparencia, ya que las empresas de “la banda de las cinco” han sido beneficiadas por cambios legislativos que permiten al gobierno de Erdoğan asignar contratos sin necesidad de un concurso público, lo que a menudo se hace alegando situaciones de emergencia.
Por otra parte, estas empresas han sido acusadas de desviar grandes sumas de dinero a paraísos fiscales.
Limak, en particular, ha sido responsable de proyectos de gran envergadura en Turquía, como el aeropuerto de Estambul y el puente más alto del mundo, el 1915 Çanakkale.
Su vinculación con estas prácticas ha generado una creciente preocupación sobre la ética detrás de algunas adjudicaciones.
A pesar de las críticas y las sombras sobre la empresa, el Barça ha defendido la elección de Limak, destacando su “capacidad financiera” y su experiencia en obras de gran envergadura.
Sin embargo, este tema sigue siendo un punto álgido en la opinión pública, que observa con atención el desarrollo de las obras. Y si el club será capaz de cumplir con los plazos prometidos.
Laporta en el disparadero
La adjudicación de las obras del Camp Nou ha colocado a Joan Laporta en una posición difícil.
Si bien la remodelación es clave para el futuro del FC Barcelona, las decisiones tomadas en el proceso de licitación han generado dudas sobre la transparencia y la responsabilidad del presidente.
Las promesas incumplidas, los retrasos, la flexibilidad en los requisitos para permitir la entrada de Limak y la relación con empresas vinculadas a polémicas políticas y económicas dejan a Laporta bajo el escrutinio de los socios y el resto de la familia culé.