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Sílvia Orriols ha vuelto a protagonizar una de esas escenas que derriten corazones. La alcaldesa de Barcelona se desplazó personalmente hasta el domicilio de una vecina muy especial: una anciana que acaba de cumplir 100 años. Con flores en la mano y una sonrisa cómplice, Orriols felicitó a la homenajeada, que no pudo contener las lágrimas al recibirla. La familia, emocionada, agradeció el gesto y compartió con la alcaldesa anécdotas de toda una vida. “Nunca imaginé que el Ayuntamiento se acordaría de mí”, dijo la centenaria entre risas y aplausos.(hh)
Sílvia Orriols vuelve a la carga y lo hace con un mensaje directo que ha hecho ruido en el Parlament: “Sólo Aliança Catalana está al lado de los autónomos y de la clase media.” La líder independentista lanzó el dardo después de que Junts votara en contra de su propuesta para mejorar las condiciones de los trabajadores por cuenta propia. Orriols acusa a los demás partidos de “vivir del sistema” mientras, según ella, AC es la única voz que “no se vende”.(hh)
Dicen que los reyes nunca lloran… pero aquella noche, Stéphane Bern asegura haber visto en los ojos de Juan Carlos algo que ningún español había visto jamás: la culpa. En una habitación silenciosa de Abu Dabi, el rey emérito rompió todas las reglas y, por primera vez, dejó caer la máscara del poder. Bern, conmocionado, comprendió que ante él no había un monarca destronado, sino un hombre roto. Nadie imaginaba que aquel encuentro se convertiría en una confesión tan profundamente humana. Pero ¿qué más reveló Juan Carlos durante aquella conversación? Lo que Bern ha escrito hoy… podría cambiar para siempre la historia de la monarquía española.
La indignación ha estallado entre los seguidores de Gran Hermano 20 después de que el canal 24 horas fuera censurado de forma abrupta y sin explicación, lo que muchos consideran una auténtica “tomadura de pelo”. Las redes se han incendiado y varios espectadores aseguran que la producción está ocultando algo que no quiere que salga en directo. La tensión aumenta por minutos: silencios sospechosos, cortes inesperados y un hermetismo que solo alimenta teorías oscuras. ¿Qué no quieren que el público vea? La polémica ya es imparable