
La presentadora ha hablado muy claro y ha reconocido que ‘Supervivientes’ es un concurso que deja muchas secuelas
Cuando el espectador enciende la televisión para ver una gala de Supervivientes All Stars, pocas veces se imagina todo lo que ocurre detrás.
El reality, grabado en los Cayos Cochinos, requiere el trabajo coordinado de más de doscientas personas que viven y trabajan en condiciones extremas.
Laura Madrueño, su presentadora, ha contado recientemente cómo ha sido enfrentarse a esta edición en una de las épocas más complicadas del año en Honduras.
Durante la rueda de prensa posterior al final del concurso, Madrueño habló con total sinceridad sobre la dureza del trabajo.
La periodista aseguró que esta edición ha sido especialmente exigente debido a las condiciones meteorológicas y al cambio de horario.
“Nunca se había hecho Supervivientes en esta época del año”, confesó, explicando que las noches llegaban antes y que eso las galas.
La presentadora señaló que, más allá de lo que se ve en pantalla, el esfuerzo físico y mental del equipo es enorme.
En ocasiones, los juegos o pruebas que estaban previstos tuvieron que cancelarse por culpa del mal tiempo.
Esa situación obligaba a todos a improvisar sobre la marcha, algo que se convertía en un auténtico desafío.
Laura también recordó que su jornada no termina cuando las cámaras se apagan.
En muchas ocasiones, deben esperar horas a que mejoren las condiciones del mar o a que los helicópteros puedan volar.
“Ha sido durísimo, necesito dormir”, dijo entre risas, dejando entrever el agotamiento acumulado tras semanas de grabación en un entorno tan hostil.
Lo peor de ‘Supervivientes’
Las tormentas, sin duda, han sido lo más complicado de esta edición.
Madrueño relató que el huracán Melissa y las lluvias torrenciales les pusieron al límite en más de una ocasión.
“Yo no he visto una tormenta así jamás.
Retumbaba la cama, la cabaña, todo y hay cosas complicadas”, explicó, recordando el miedo que sintieron al no saber cuándo podrían regresar al hotel o si podrían salir del Cayo.
A lo largo del concurso, el equipo tuvo que adaptarse continuamente a unas condiciones que cambiaban de un momento a otro.
Las jornadas de grabación comenzaban temprano y, en esta época del año, la oscuridad llegaba a las cinco de la tarde, lo que reducía considerablemente el tiempo para preparar las galas.
Pese a esas dificultades, Madrueño destacó la profesionalidad del equipo, que logró mantener la calidad y la emoción que caracterizan al formato.
Para la presentadora, Supervivientes no es solo un programa de televisión, sino una experiencia vital que pone a prueba a todos los que participan.
Asegura que, aunque ha vivido momentos de miedo y cansancio, también ha sentido orgullo por el trabajo realizado.
“Cuando todo sale bien y la gente disfruta desde casa, todo el esfuerzo merece la pena”, señaló con emoción.
Con la edición finalizada y Rubén Torres coronado como ganador, Laura Madrueño se prepara para regresar a España.
Tras semanas de tensión, promete descansar y desconectar antes de volver a los platós.
Sin embargo, confiesa que ya siente nostalgia por el equipo y por la aventura que cada año supone Supervivientes, un formato que demuestra que la televisión también puede ser una auténtica prueba de resistencia.